Nadie estaba preparado para recibir una polla tan grande por el agujero del culo. Drew Dixon se había sentado sobre el cabecero de la cama. Cory Kane le estaba chupando la polla. Manuel Skye había ido a la silla con la intención de buscar un condón en el bolsillo, pero volvió sin él y con la minga bien hinchada con ganas de meterla a pelo. Cory se abrió de piernas y le dejó pasar con el rabo desnudo.
Lo recibió después de que el cabronazo de Manuel rebozara su gigantesco pollote por la raja del chaval. Durante ese rato y también cuando se la metió por el culo, Cory miraba hacia atrás. Lo que fuera que pretendiera ver ya no estaba, porque se iba colando centímetro a centímetro, lento pero seguro, dentro de su cuerpo. Drew agarró la nuca de Cory y recondujo de nuevo la boca hacia su pito.
Cory ya se había divertido bastante. Drew tenía el culito chorreando y estaba deseando que esos dos hombres tomaran posesión de su trasero. Primero se sentó sobre el vientre de Cory. Su polla erecta descansaba colándose entre sus piernas, al lado de sus huevos, acariciando su muslo izquierdo. Manuel ejerció de mamporrero oficial sosteniendo el pene en vertical. Drew alzó un poco el culete y al bajarlo ya estaba tragando polla.
La cara de Drew reflejaba el amor que sentía por los rabos grandes. Los mofletes sonrojados mientras subía y bajaba lentamente clavándose en el mástil. Manuel no dejaba de dedearle el ojete, de chuparle la polla, de sacar la de Cory del culo de Drew y mamarla para que entrase mucho mejor. Lo que ocurrió a continuación, Drew no se lo esperaba.
Manuel juntó su enorme pollón junto con el de Cory y los pajeó juntos, compartiendo la saliva que se había dejado chupando, dejando los dos bien mojados y húmedos. Ayudó a Cory a meter el rabo de nuevo en el agujero de Drew y después deslizo su rabo por encima del de Cory, metiéndose a pelo por el agujero. Drew tenía dos pollas enormes follándole el ojal sin condones.
En esos momentos era el tio más feliz del mundo. Hasta se alegraba por Cory, que se estaba llevando una paliza de los cojones de Manuel chocando con los suyos. Una vez hecho el hueco, Manuel se convirtió en un animal, metiendo y sacando su polla entera por el culo, atinando con gran puntería hacia el agujero y enchufándosela enterita, metiéndola sin control a toda hostia, sin ser consciente del tamaño del rabo que tenía entre las piernas.
No se había olvidado todavía del momento de los dos cerditos, cuando antes de empezar a mamarle la polla a dobles, Cory y él estaban de rodillas, Manuel apretaba un dedo contra la raja de su cipote levantando con él una hilera de precum y ese mismo dedo lo llevaba a la boca de uno de ellos para que se lo relamieran bien. Drew se puso a cuatro patas y dejó que esos dos varones le fostiaran el culo a pollazos y convirtieran sus nalgas en un pañuelo de lágrimas. De lágrimas de leche calentita.
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