Ir preparado a una entrevista de trabajo es lo que suele hacerse de forma habitual. No sólo toca elegir bien la ropa y el cuidado personal, decidir si llevas o no barba arreglada, pelo corto y engominado o al natural, arreglado de traje y corbata o con un estilo más casual, sino que además ya llevas en tu cabeza aprendido el currículum de pe a pa, que aunque sea tuyo siempre toca un repasito a los años de experiencia laboral y nunca, nunca olvidarse de aquello de saber tu mayor defecto y tu principal virtud.
Ir arreglado y con buena presencia es fundamental, al fin y al cabo una entrevista es como salir de fiesta a pillar cacho, te arreglas mirándote al espejo hasta que te das el ok pensando que tal y como estás te follarías a ti mismo, momento en el que sabes que está todo ok. Pero el mejor consejo es no llevar nada aprendido, sino mostrarse natural, esperar las preguntas y que las respuestas surjan como tengan que hacerlo, total, después en el día a día no va a haber falsas apariencias que valgan.
Troy Moreno ha ido con esa filosofía a su entrevista de trabajo con el jefazo Mario Domenech de las empresas FollowMate, una empresa de citas entre hombres donde buscan candidatos expertos en cuestiones de amor y sexo, así que cuando le pide que le muestre su mayor virtud, se desabrocha la corbata, los botones de la camiseta, el del pantalón, la cremallera de la bragueta, se baja los calzones y se saca su larguísima y gorda polla negra dejándola caer por su peso y meneándola al viento.
“¿Eso es tuyo?” le pregunta el jefe. No a ver si no de quién va a ser, si encima el cabrón sin pedir permiso le agarra la palanca con la mano y empieza a notar su calorcito y suavidad desplazándole la piel y mirando cómo se menan los huevazos cuando lo hace. Mario tiene clarísimo que le va a contratar, además de porque será un reclamo de puta madre para la compañía, porque cada vesz que le salga de los mismísimos podrá follar con él donde quiera, pero antes de darle el “sí” hace como que lo está poniendo a prueba con la intención de degustarle hasta el último centímetro de esa pieza.
Tras palparle el rabo, se agacha y empieza a dejar sus babas sobre ese palo gigantesco. La hostia puta, mira que los ha probado grandes y entre sus trabajadores los hay muchos y muy bien dotados, pero ese polón negro lo pone al límite del deseo, será por lo larga que es la muy puta que hasta le da de hostias con la mano para verla rebotar delante de sus ojos dejándose llevar por el vicio o quizá por lo sabrosa que está, un pepito de chocolate al que está deseando ver recubierto de crema. No lo tiene muy claro, pero lo que sí sabe es que esa polla gigante le pone burro, tanto que ya tiene la manguera estallándole y saliéndole por la bragueta del pantalón y el culo se le está abriendo solito.
Pronto descubre que no sólo está dotadísimo el cabrón, también se adivina entre la abertura de la camisa un cuerpazo con tableta de chocolate. Mario va directo a lamerle el pezón, después se pone de pie, coge su rabo entre las manos y hace coincidir la raja de su cipote con la punta del pezón chupadito, sintiendo el placer de esa puntita rozándole el lugar más sagrado de un hombre, la raja por la que sale todo el amor.
Madre mía, qué encanto de polla y de hombre, jamás se había puesto tan perro como para meterse entre sus piernas con la cabeza gacha, sintiendo el calor y el peso de la polla y los cojones rozándole la nuca, volteándose y dando buena cuenta de los huevos dentro de su boca, cargándolos de rica leche a la vez que los ojos se le quedan bizcos admirando el pollón colgante por encima de su barbilla.
A Mario le vienen a la mente los recuerdos de su primera entrevista para FollowMate cuando Troy pona su lengua y sus morros en su ojete y se lo empieza a lamer. Eso es precisamente lo que hace un par de años le hizo el que antes era jefe y al que terminó sucediendo en el puesto antes de contratarlo. Nada más verlo ni siquiera le hizo preguntas, sino que se limitó a ponerse detrás de él, le bajó los pantalones, le palpó los globos del culazo con las manos, le hizo subir una pierna sobre la mesa para abrirle la raja y se quedó como un cuarto de hora preñándole el ojal de saliva hasta que le chorreaba por los huevos y los muslos antes de meterle la mazorca más gorda que había probado en su vida.
Troy necesitó menos tiempo para abrirse camino, más que nada porque el culo ya lo tenía abierto desde que el chaval se sacó la polla por los calzones. Unos segundos apenas imperceptibles pasaron desde que dejó de lamerle hasta que sintió el cipote acoplarse a su agujero y entrando poco a poco. El cabronazo se la estaba metiendo a pelo!! Qué atrevimiento!! Mario todavía no había mirado siquiera su curriculum, jamás dejaba meterse la polla a pelo por un desconocido hasta que no leía su curriculum, pero joder, ya la tenía clavada hasta el fondo y super ajustada dándole vida, quién era él para interrumpir ese momento que le estaba dando tanto gusto.
Mario tuvo claro desde el principio que lo contrataron por su poderoso culazo, un pandero al que ningún miembro de la empresa podía resistirse. Muchos de sus trabajadores lo pillaban en el baño o haciendo fotocopias y allí mismo se la enchufaban si estaba de humor y quería que con esa entrevista a Troy le quedase bien claro que lo contrataba por su cacho polla. En lugar de colocar el papel para firmar el contrato, el papel iba a ser su propio cuerpo, tumbado boca arriba sobre la mesa y abierto de piernas. Troy cogió el boli y se lo metió hasta las trancas. No conforme con firmar sobre la mesa penetrándole el culo, el tio firmó hasta los papeles que había por el suelo, que es donde acabaron rendidos al placer de la follada.
La tinta corrió sobre el papel que daba gusto. El primero en imprimir su firma fue Mario, agarrando firmemente su pluma y dejando que los garabatos fluyesen sin ponerles límites. Sin darse cuenta, Troy fue a poner la suya encima de la de Mario, pajeándose su larguísima polla sobre su jeta y dejándole una buena corrida de lefazos sobre la boca y la barba. Mientras el muy pillo se dedicaba con una mano a recoger el semen para llevarlo de nuevo a la boca de Mario y que se lo comiese todo, dejó suelta su polla de la que seguía saliendo la apetitosa leche que caía sobre la otra parte de la cara. Lefado y contento, el jefe le dijo que le esperaba mañana para empezar. Ya sabéis chicos, no vayáis a las entrevistas resabiados, dejáos llevar y mostraos de forma natural, que al final todo sale solo.
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