Jerome Exupery se ha levantado con mucha hambre. Ha sido ver las bananas y se le ha puesto morcillona. En una casa de veraneo con tantos chicos, lo bueno es que siempre pillas a alguno desnudo a punto de vestirse. Justo ahora Ian Roebuck está en el salón en pelotas intentado decidir qué ponerse ese día. Está delicioso. Su pechote peludo, la minga colgando, el capuchón puesto dibujando la forma de su grueso cipote.
Queda todavía al menos media hora para que el resto de perezosos se levante y tiene una idea. Se baja las bermudas con las que ha pasado dormido toda la noche. Tiene la polla sudada. Se acerca a Ian y junta su pene y sus bolas con las suyas. El roce suave y caliente de los cojones y la polla de otro tio le pone a cien. Por ahí abajo los rabos empiezan a crecer, a ponerse duros. Ian da la vuelta a Jerome y le sienta sobre la mesa que hay detrás, se agacha, le coge la pija y se la mama.
Mientras Ian le lame los huevos peludos, Jerome se hace una paja reversa, luego deja caer el plátano sobre su atractiva carita y nota el roce de sus húmedos y jugosos labios apretando su rabo, succionándole el pepino, com si quisiera sustraerle toda la leche de los huevos. Esa boca y esa lengua experta le hacen sudar lo suyo. Llega un momento en que se le nubla la vista y sólo ve una cabeza meneándose hacia adelante y hacia atrás entre sus piernas. Escucha a Ian deglutir su rabo, de repente la lengua azotándole los cojones por debajo, lamiendo y sopesándolos.
Jerome se la devuelve. Le tumba en la mesa y le come todo el nardo, mucho más gordo que el suyo. Le separa las piernas y lo que descubre le deja loco. Jamás ha visto semejante hendidura en el culazo de un tio. Es grande, perfecta, con un buen agujero. No se puede reisitir a colocar el cipote en ella para ver la medida. Se agacha para preparárselo y vuelve a levantarse para meterla.
La hunde entre sus nalgas. A pesar de tener la hendidura de la raja grande, la entrada del ojete es super estrecha y cada centímetro que mete la polla a pelo requiere de su esfuerzo. Con media polla dentro empieza a follárselo sin condón. Si tuviera que puntuar ese culazo le daría un diez sin lugar a dudas. Siente unas ganas terribles de dejarle una buena preñada dentro, pero aguanta como un campeón.
No escucha ruido en la cocina todavía, ni en mlas habitaciones. Tiene tiempo por delante. Se inclina y empieza a besar a Ian a la vez que le folla. Si amar tanto un culo significa estar enamorado, ahora mismo está enamorado de ese tio. Se lo dice sin más, sin pensarlo, porque lo siente así. Necesita su tiempo, no quiere que ningún otro tio les interrumpa y se una a la fiesta. Quiere explorar ese culo con su polla él solo. En la habitación estarán a salvo de miradas de tios empalmados deseando follar.
Ya a salvo, Jerome se tumba en la cama, se pone la polla recta, durísima y deja que Ian se siente encima y lo cabalgue. Jerome apenas puede ver su propio rabo, pero lo siente apretado en el ano. Le tapan la vista los huevazos de Ian y su polla. Alarga la mano y se la pajea. Bocarriba, el cuerpo de Ian se mece sobre el colchón. Se está pegando una buena paja. Jerome lo disfruta cuando le ve correrse.
Un buen chorrazo de lefa sale disparado hacia su sobaco, el resto cae sobre las sábanas dejándolas bien sucias. Jerome se agacha antes de que lo suelte todo y le come el gordo cipote que todavía está soltando crema. Se lo folla un poquito más hasta que siente la llamada. Saca el rabo y rellena de crema esa preciosa hendidura mientras Ian empuja sus nalgas con las manos abriéndola y cerrándola, sintiendo la miel pegajosa entre sus cachas, Jerome remoja el cipote en su propia leche y se la vuelve a meter. Mientras Jerome se inclina hacia Ian para decirle que ha sido el mejor desayuno de su vida, el rabo recién corrido sale del agujero y se planta en la raja.