Quantcast
Channel: ESTUDIOS – No es otro blog gay
Viewing all articles
Browse latest Browse all 1627

[MEN] Hector de Silva follado por primera vez por Paddy O’Brian en “Apocalypse” (Parte 1)

$
0
0

El mundo al borde del abismo. La Tierra ha sufrido una terrible devastación y en las ciudades apenas hay pequeños grupos de supervivientes. Sin agua potable, sin comida ni recursos, unos años más tarde la población mundial merma hasta límites insospechados. Apenas quedan mujeres para reactivar el proceso de natalidad y por doquier se crean bandas armadas de hombres luchando por tener el control de los puntos estratégicos donde aún queda una pequeña esperanza para la vida.

Esa esperanza son las mujeres, protegidas a toda costa para asegurar la procreación. En un mundo caótico, las bandas luchan entre ellas por conseguir este bien preciado para su líder, que tendrá la oportunidad de plantar su semilla y crear una nueva estirpe de valientes guerreros.

Rodeado por una formación de vándalos armados con palos y cadenas, Hector de Silva trata de proteger a su novia de esas casi dos decenas de hombres y de su temible líder Damien Crosse. Ya había oído hablar de él antes, del “inseminador“, un tipo duro y sin escrúpulos que ocultaba parte de su rostro y su profunda voz tras una máscara y que se ganaba su apodo por ir directo a meter la polla a las chicas y dejarles el coño empapado de leche asegurando así su éxito. A saber cuántos de aquellos jaleadores que ahora les rodeaban eran sus propios hijos.

Si había algo peor que un maléfico líder, era su alianza con otro. Damien no estaba solo, llevaba con él a su perro guardián Paddy O’Brian, apodado “el galante empotrador“. Solitario y capaz de buscarse la vida por sí mismo, su aspecto de tipo rudo, grande y fuerte intimidaba a los hombres pero encandilaba a las hembras, a las que seducía con sus ojos, sus susurros calientes y su cara guapa mientras ya tenía la polla preparada para empotrarlas en cuanto se abriesen de piernas. Damien lo lanzó hacia Hector como un perro sediento de pelea y dejó al protector de la chica besando el suelo. Ella, que tenía sentimientos y no iba a dejar que ningún otro hombre la tocara, decidió acabar allí mismo con su vida.

Fue precisamente aquella bala la que activó los recuerdos de la mente dormida del perro guardián, que se vio a sí mismo años atrás tumbado en el suelo, como Hector, mientras una banda de despreciables se llevaban a su mujer entre gritos para no volver a verla nunca más. Juró venganza a todos los hombres de ese maldito mundo y por eso vagaba sólo, sin esperanzas, intentando cumplir su propósito con la nula esperanza de volver a encontrarla. La lucha constante y el paso del tiempo habían oscurecido su corazón hasta el punto de parecer un hombre de hojalata en los mundos de Oz, pero cuando Damien le instó a ocultar el cuerpo de Hector en los baños, se vio en la firme obligación de compensar todas sus atrocidades.

Lo primero que sintió es que ya se le había olvidado cómo dar cariño, pero lo intentó a su forma. Tras el largo viaje su desordenada mente, que antes buscaba una sustituta a su amor, hacía ya tiempo que había desistido, tomando el camino directo de calmar la polla en cualquier hueco sin pensar en nada más que en su placer. Hacia tiempo que no besaba unos labios y la sensación se le hizo extraña. Normalmente abría culos y se los follaba, pero con aquel hombre herido necesitaba redimirse de todas las barbaridades que había cometido.

Se recreó en los labios de Hector con un beso sentido y le dedicó unas cuantas atenciones a la pedazo huevera que le crecía sin parar al muchacho. Hector entendió por qué lo llamaban “galante“, lo de “empotrador” lo comprendería unos minutos más tarde, cuando esa cara de macho guapísima contactó con la suya, cuando ambos se liberaron y pajearon las pollas y cuando se agachó y tuvo frente a sus ojos una de las pollas más grandes que había visto nunca, con un cipote gordo y enorme al que no sabía cómo comenzar a meter mano. Sin pensárselo, como el que se tira a la piscina de golpe, abrió la boca y engulló esa maravilla de rabo caliente y enorme.

Le comió toda la huevera y alucinó con el pollón que no paraca de cabecear de un lado a otro. El capullo era tan gordo que prácticamente era el que llevaba el peso del rabo y el que dirigía hacia dónde iba. Dejándose llevar por la inercia de lo que había hecho todos esos años, Paddy culeó como si estuviera follando, es algo que le salía por instinto y no podía evitarlo. Al darse cuenta, agarró a Hector la cabeza con mucho cariño y se agachó para volver a besar sus labios y probar el saborcito que su propia polla le había dejado en la boca.

La intención de Paddy era clara. No podía dejar que otro hombre sufriese lo que él había sufrido, no podía permitir otra alma errante y dolida en el mundo. Tenía que hacerle saber que a pesar de todo, todavía quedaba gente capaz de hacer cosas buenas. Él no había sido un hombre bueno, seguramente jamás lo sería. Cuando saliera por la puerta del baño, todavía con la polla chorreando lefa, volvería a las andadas. Pero antes de hacerlo necesitaba dejar su semilla de bondad, esa que una vez había tenido.

Hector le puso la mano detrás de los huevos y tragó polla al ritmo de las caderas de Paddy. El rabo entraba y salía de ella cada vez con más facilidad, embadurnado de saliva. Cuando se ahogaba con el cipotón taponándole la garganta, se la sacaba, la agarraba con la mano y le dedicaba unas cuantas caricias con la lengua. Nunca había entregado su culo a otro hombre, como mucho su novia jugando intentaba meterle un dedito de vez en cuando, pero de un dedito a una polla gorda y grande como la de ese tio, iba un trecho. Daba igual, le había hecho una promesa si quería salir de allí con vida. Se acercó al lavabo, subió una pierna encima y dejó todo su precioso culazo suave e irresistible a la vista de aquel macho.

El primer instinto de Paddy fue meterle la polla, pero se resistió a hacerlo sin antes haber hecho que ese agujero desease que se la metiese, sin presiones, sin forzarlo. No recordaba ya la última vez que tuvo que hacer un trabajo con la lengua para ganarse el placer de meterla y encima, nada más ver ese ojete, se dio cuenta de que jamás había sido penetrado. Él sería el primero y se vio con la responsabilidad de hacerlo bien. Al principio apenas le entraba la punta de la lengua, pero poco a poco fue cediendo, abriéndose y cerrándose a su contacto, momento que aprovechó para meterla más a fondo junto a un dedito para ir abriendo el camino.

Agarró su polla enfundada en uno de los condones que llevaba de reserva de contrabando, apuntó con el cipote hacia el ojete y comenzó a blandirle el culo metiéndole centímetro a centímetro sin parar, sin volver atrás ni para tomar impulso. Meterla en un culito inexplorado siempre era la hostia, lo apretadita y ajustada que le quedaba, como un guante, el gusto que le daba. Al tenerla dentro y sentir un hormigueo agradable mezcla de dolor y gustillo por todo el cuerpo, Hector se maldijo por no haber dejado que su novia le metiera antes el dedo entero y el dildo que usaban como juguete.

Paddy seguía empujando con el culo para metérsela, pero ahora era también él el que saltaba sobre esa cacho polla gigante. Se agarró a una tubería inservible buscando algún apoyo y continuó culeando hacia atrás dejando que su culo tragase rabo. No sabía que su culo era tan flexible como para tragarse semejante polla. Primero le había entrado hasta la mitad, pero ahora que notaba el contacto de las caderas contra sus cachetes, estaba seguro de que le estaba entrando entera hasta el fondo a cada follada.

Después de un buen rato se la sacó del culo y lo que menos sintió fue alivio, ya que necesitaba más polla de esa. Cambió de lado, puso una mano apoyándose en la pared, una pierna en el suelo y la otra estirada contra la pared de los baños y le regaló de nuevo el culo, esta vez más apretadito que nunca. Para Paddy no supuso un problema, siempre la metía donde quería.

Hector no podía más, se iba a correr de un momento a otro. En un acto de valentía, puso las dos piernas en el suelo mientras aún se lo estaba follando, cerrando filas en torno a ese pollón. Lo notó más dentro que nunca y le bastaron un par de meneos para escupir una buena lefada por la punta del rabo y dejar toda la lechada sobre los ladrillos de la pared. Cuando se hubo calmado, se agachó y comenzó a pajear la polla de Paddy sin parar. Aquel macho grandote y guapo estaba de pie gozando del pajote, lanzando gemidos como un animal.

Hector notó cómo la polla se iba poniendo más y más dura alrededor de su mano. Siguió apretando y zarandeando el rabo hasta sacarle toda la leche que empezó a caer a chorrazos sobre él. Siguió con la paja hasta sacarle la última gota de leche, haciendo resbalar por él, cada vez más suave, su puño llenito de esa lefa blanca. La semilla de un buen hombre que quizá nunca más volvería a serlo.

Paddy-OBrian-Hector-de-Silva

>> WATCH NOW HECTOR DE SILVA BOTTOM DEBUT BY PADDY O’BRIAN AT MEN.COM

[jwplayer mediaid=”18565″]

>> WATCH NOW HECTOR DE SILVA BOTTOM DEBUT BY PADDY O’BRIAN AT MEN.COM


Viewing all articles
Browse latest Browse all 1627

Trending Articles