Olvida esa imagen que viene una y otra vez a tu cabeza cuando recuerdas a ese chulazo saliendo de la orilla de la playa con el bañador mojado ajustado a su entrepierna dibujando un buen bulto, porque ahora será este hetero musculoso y empotrador llamado John Bronco, saliendo completamente desnudo de la piscina, el que te hará empalmar todo el rato.
Que está encantado de conocerse y orgulloso de su cuerpo, salta a la vista. No para de echarse fotos y grabarse en vídeos con el móvil para subir la temperatura de aquellos y aquellas que quieran mirar. Tiene unos biceps casi de culturista, de esos que no sólo quedan super ajustados a las mangas de una camisa, sino que la tela cede hasta casi romperlos.
Su torso es un puto vicio. Desde sus pectorales voluminosos con unas tetillas que le gusta acicalar con la yema de los pulgares hasta esa ese six-pack de lujo por el que apetece pasar la palma de las manos para descubrir nuevas fantasías. Si a eso le unes que el tio está buenísimo, es jodidamente atractivo y tiene cara de empotrador, con esa carita de rasgos tan marcadamente masculinos, de macho serio y barbita de varios días, ya lo tienes todo.
Mientras se baja el bañador, sólo espera que haya alguien por los alrededores mirando para excitarse. Se pone de espaldas y da unos pasos dirigiéndose hacia el borde de la piscina, eleva una pierna y enseña unas vistas deliciosas. Tiene un culazo potente, fuerte y musculoso como el resto de su cuerpo y entre sus muslazos le cuelga toda la huevera. Lo que apetece colarle la mano e ntre medias y sostenerle los huevos en la palma de la mano sintiendo su tacto y su calor, no está escrito.
Por suerte John es abierto de mente y no es de esos heteros cerrados que ni de coña experimentarían el placer de la puerta de atrás. A John le gusta acariciar la entrada de su agujerito y parece disfrutarlo, porque cierra los ojos, entreabre la boca y exhala un gemidito de gusto a la vez que echa la cabeza hacia atrás. La delantera noi se queda atrás. Tiene una buena picha, bien larga y de buen grosor que ya flácida es todo un espectáculo digno de admirar, de quedarse horas viendo cómo se mece al andar, cómo rebota encima de sus grandes y colgantes huevacos.
Un fan le ha enviado un regalito y John, que no les quiere defraudar, acepta el regalo y el reto. Es un dildo y el reto es que se lo meta por el culo. John lo mira desde todas las perspectivas y como no es demasiado gordo, cree que le puede entrar perfectamente. Se pone de rodillas, separando las piernas, como si se fuera a sentar en la polla de un macho y hunde el dildo en su esfínter.
No paran de lloverle mensajes, se tuba cómodamente cascándose un pajote y los lee, excitándose cada vez más. Su polla flácida crece entre sus manos y ahora es un robusto pollón largo y gordo. Las bolas le bailan al son de la manopla, dos pelotas bien marcadas, colgando entre sus muslos. Los mensajes le piden una buena corrida y sabe que cientos de personas en otro lugares del mundo le están acompañando en la tarea. Tias dedeándose el coñito y un buen manojo de tios zurciéndose las espadas.
Todavía lleva el dildo dentro de su culo y cuando se mueve, lo siente dentro, tocándole algún punto demasiado vulnerable para cualquier hombre, por muy hetero que sea. La paja termina antes de lo previsto y se la raja de su capullo empieza a manar lefa que humedece su puño. Se levanta y el pollón cae por su propio peso. El rabo fustigado y venoso está bañado de leche y por la punta asoma un colgajo de semen a punto de caer al suelo. La de tos y tias que desearían arrodillarse, sacar la lengua y recogerlo antes de que eso sucediera.