A Martin Mazza como jefazo le gusta tener a sus trabajadores contentos en la oficina, así que selecciona lo más guapo del personal para que llegar y tener que tirarse tantas horas trabajando por lo menos sea más llevadero, que no es lo mismo mirar a una pared que tener al lado o enfrente a un tiomusculoso, fuerte y machote al que dé gusto mirar. No es tonto y sabe que a más de uno se le ha puesto la picha contenta y ha salido a aliviarse al baño, incluso a veces en compañía.
Aunque en su caso tiene como norma no mezclar el deseo sexual con el trabajo, esta vez ni él mismo puede contenerse al ver al nuevo chaval. Jessy Ares es todo lo que ha deseado siempre, atractivo, musculoso, con unos biceps y pectorales que rellena la camisa que da gusto, un macho de pelo en pecho como él que le ponga a cuatro patas y le rellene el culo con una buena polla gorda. En el trabajo él es el jefe, pero en la cama cómo le gusta que le zorren, que le den de comer pies, que le obliguen a comer rabo hasta la campanilla y que se lo follen como a un perrito indefenso.
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