El balón se pone de nuevo en juego en la cancha para jugar el EEUU-Francia más interesante de la temporada. Follarse el culazo de Aymeric Deville debe ser algo así como jugar un partido de baloncesto a varios tiempos, agarrándole bien por las caderas con ese número 77 tatuado en un cachete del trasero y meter canastas, mates y tiros sin parar, y si hace falta se comete falta, lechándole un poquito sin querer y lubricando el suelo para que resbale el contrario. Lo único que me falta y que he imaginado muchas veces es ver los huevazos de Aymeric sueltos, porque debe ser una locura ver cómo se menean gigantes y enormes entre sus piernas a cada mazazo que se le mete por detrás. Quizá algún día.
Y para jugar un buen partido de baloncesto, no puede faltar un tiarrón grandote de color, que son los que mejor la saben meter. No me digáis que vienedo un partido retransmitido por la tele no se os ha pasado por la cabeza cómo debe ser ese vestuario tras la revancha, con todos esos tios altísimos que la deben tener kilométrica, ahí desnudándose y dejando las pollas colgando cuando van a la ducha y mientras se enjabonan. Qué gustazo daría rebozarse entre ellos mientras cae el agua, echar mano a montones de rabos, arrodillarse y llenarse la boca, ofrecerles el culo para que te la metan y te rellenen de leche, mmmm.
A costa de besitos y chuparle los pectorales, Buster se trabaja al jugador base hasta que cae rendido babeándole la pedazo polla, un gigantesco palo morenote super duro que se mete como puede en la boca pegándole caricias con la lengua y los labios para empezar. Donde no llega lo abarca con la mano y después de un ratito chupando y llenándose la boca, le salen gemidos de gusto de tener ese rabazo calentito dándole de comer.
Buster no se va a quedar sin completar también su boca, lo hace cuando le pone de vuelta y media con el culo en pompa, aprovechando que le come la raja y el cipotón enorme está a su alcance, ahí que va a regalarle unos buenos lametones. La hendidura del culito de DeVille cada vez está más hermosa y húmeda. Buster le pega un repaso con la lengua y el agujerito se abre y cierra al notar su contacto. Está preparadísimo para encajar un buen pollón que le hace falta, pero antes de encajarlo por el culo, lo vuelve a recibir con la boca, descapullándolo, haciendo retroceder el pelejo una y otra vez y dejando cubierto de saliva el cabezón.
Con el lubricante natural puesto encima y sin ponerse el condón, Buster se va hacia el culete y se la enchufa por detrás metiéndosela hasta las pelotas y provocando un gemido de Aymeric que suena a gloria. Qué estará notando el cabrón por el culo que no para de gemir, mientras Buster le bombea y le infla el balón sin parar. Los tiempos muertos en este partido son muy cortos, apenas unos segundos de respiro, lo suficiente para voltear al rival, abrirle el culo de par en par al borde de la cama, y ya empieza otro cuarto.
Arremete de arriba a abajo con la polla colándose hasta la canasta, metiendo un punto tras otro y haciendo subir la temperatura del marcador que ya está en infinito. Se acerca a su boca e intenta acallar los gemidos morreándole mientras se lo sigue follando.
El tercer cuarto comienza por la retaguardia, con Buster a espaldas del contrario y metiéndosela por detrás. Aymeric no lo ve llegar y voltea la vista para observar cómo le dan por culo a base de bien. Buster le levanta un poco la pierna para encajar mejor la victoria y Aymeric tiene que pasar una mano por detrás posándola en sus caderas para evitar que vaya tan rápido. Joder con el visitante, le está dando una buena paliza en su propio campo.
Por suerte, en el último cuarto, el equipo local remonta puntos imponiéndose al visitante, practicándole un pajote arropándole la polla con el culo. Buster intenta encontrar un hueco para salir, pero lo único que consigue es calentarse más la polla, que queda aprisionada entre la cancha y el culo del rival. Pero aunque en el último tiempo consiguen mejorar, es Buster quien le gana la partida, dejándole vencido en el suelo, totalmente corrido. Buster se recrea en la victoria y antes de los segundos finales del partido le saca el pollón y le riega de lefa. Todavía con el rabo expulsando leche, conduce el rabo hacia el interior del balón y se la cuela mientras suelta los últimos cartuchos de energía que le quedaban.
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