El equipo de hockey se alojaba en el mismo hotel, solo que por falta de espacio común para todos, habían tenido que dividirse en cuadrillas de dos y tres por habitación. Esto fue algo que no tuvieron en cuenta Mateo y Tobias James antes de ponerse a follar y que Mateo no descubriría hasta que, después de descargar las pelotas, se pusiera una toalla enredada a la cintura en dirección al baño para pegarse una ducha.
Todo decidido, entornó la puerta del baño y se encontró con que estaba ocupado por el tio más guaperas del equipo, que tenía unos labios el cabrón que siempre había deseado que le apretasen bien el cilindro. Se preguntó si habría escuchado todo, los gemidos y tal follándose a Tobias, pero decidió hacerse el longui como si nada hubiera pasado. Lo que no pudo evitar al ver a Kevin David en la bañera mojadito, es que la picha se le volviera a poner tremenda.
Lo peor es que Kevin le dijo que no le importaba que pasara, al fin y al cabo se habían visto en los vestuarios cientos de veces. No era por no pasar, sino porque si se quitaba la toalla le iba a ver toda la polla en erección. Por eso pasó con cuidado a la ducha, se quitó la toalla y le dio la espalda, aunque después lo pensó mejor, se haría una pajilla y le dejaría mirar a ver si así caía esa chupadita que siempre había querido.
Empezó a cascársela de frente a él, como a su bola, como si necesitase masturbarse y ya está. Al echar una mirada de reojo, vio a Kevin que también se había puesto morcillón, que no paraba de mirarle y también se la estaba cascando. Aquella era la oportunidad perfecta. Salió de la ducha, se dirigió a la bañera y no tardó en tener el pollón aprisionado por esos labios con toda su saliva resbalando por su tronco. Qué placer. Tras resarcirse con aquella mamada, Marco le lamió todo el cuerpo cachas bajando hasta su rabo, un rabo gordo y hermoso que le abrió el apetito. Se la comió enterita y después le puso a cuatro patas dentro de la bañera para follarle el culo a lo bestia. Y es que le tenía muchas ganas al capitán del equipo. Verle ahí, vencido por primera vez al mete y saca de su polla, le provocó más placer que nunca.