La ventaja de tumbarte a la bartola y dejar que sea otro tio el que te agarre la polla y te la meta zambomba hasta sacarte la leche, es que puedes cerrar los ojos (o dejarlos abiertos mirando cómo la mano sube y baja sin parar), relajarte y disfrutar. Algo así como cuando te dan un masaje. No es lo mismo echarse mano uno al hombro o al cuello para relajarlo que sentarse y dejar que otras manos te alivien las tensiones. Ya la experiencia depende del grado de experiencia del que te la hace y de lo acorde que sea la paja a lo que a ti te gusta, porque el tio que te la casca, al final te la va a hacer como él se la haría. Nada que no se pueda solucionar hablando para que le meta más o menos presión o para que te la agarre a tres dedos o llenándose le puño y con fuerza.
Pajear a un chico como Cypher es todo un placer. Un guaperas con pinta de malote que de repente se te queda en pelotas, se tumba y te deja empalmarle la picha para después pasar a la acción. Antes se deja explorar el culito, tumbado boca abajo, sin poder evitar que entre las piernas le rebosen unos hermosos huevazos que parecen cargaditos de leche. Y no sólo es que lo parezcan, sino que tras meterle traca a su pedazo rabo durante unos minutos, el chaval termina escupiendo leche para alimentar varias bocas. A ver si hay suerte y lo que empieza con un vídeo amateur termina con su fichaje por alguna productora que sepa apreciar el buen material que hay con este chaval.