Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy lejana…
… tras la destrucción de su hogar, Luke encuentra a Obi-Wan y comienza su entrenamiento. El maestro acepta entrenarle para convertirle en un Jedi y así poder atacar al Imperio. Durante su búsqueda de un piloto, entran en una taberna donde Han Solo está esperándoles.
Ahora que ya ha sido entrenado por su maestro y mentor y recién abierto a un nuevo mundo de conocimientos, Luke Adams Skywalker debe afrontar su largo viaje para encontrar las respuestas que anda buscando. Para embarcarse en dicha aventura, necesita los consejos y la experiencia de un pirata de la galaxia, capaz de manejar la nave entre las estrellas en pos de lidiar con las fuerzas enemigas del Imperio que afuera aguardan.
Inteligente, arriesgado y apuesto, conocido por su buen manejo a los mandos de una nave y por su largo rabo, Dennis West Han Solo ha surcado el universo en busca de aventuras, realizando paradas en mundos de lo más exótico que ningún otro hombre haya pisado, visto o imaginado jamás. Ha visitado planetas con hombres de tres pollas y se las ha comido todas, disfrutado con mujeres con bocas de tres lenguas, una que le chupaba el rabo y las otras dos las pelotas y que se relamían con su semen tragándoselo todo, ha montado sobre tetas gigantes con pezones clavándosele en el culo y ha sido preñado por seres con los que jamás hubiera imaginado follar, que le descargaban la lefa dentro, tan viscosa que nadie más podía petarle el ojete en días, un mecanismo de fecundación bastante inteligente.
Tantas cosas ha visto en la galaxia, que acompañar a un joven padawan sin destino no supone el menor problema. Eso sí, todo pirata para vivir necesita moneda de intercambio. Si él te trae armas, a cambio debes pagar con algo, ya sea dinero, rondas en un bar, mujeres, hombres o lo que se tercie que esté destinado a saciar su apetito. Cuando Obi-Wan le presenta al jovencito Luke, Han Solo ya sabe cuál quiere que sea su moneda de cambio. Tan joven y con un precioso culazo, debe tener un ojete apenas desvirgado unas cuantas veces, perfecto para fruncir su larga polla dentro y cachearle con sus cojones. No sabe por qué, pero siempre le han ido los chavales jovencitos, quizá porque les ve tan inexpertos que le encanta hacerse el interesante enseñándoles todo lo que ha vivido.
Aceptado el intercambio, aunque Luke no pueda estar contento por el hecho de que las fuerzas imperiales dirigidas por Vader hayan destruído su hogar, desde luego tiene que reconocerse a sí mismo que eso de salir de las cuatro paredes hacia el mundo exterior le está gustando más de lo que pensaba. Lo que antes eran hombres desfilando por sus sueños mientras se hacía pajillas, ahora son de carne y hueso y a este tan apuesto con chaleco incluído, está deseando bajarle la bragueta para descubrir si lo que dicen de él es cierto, el picha brava de los cielos.
El follarín de la galaxia besa muy bien y a medida que se comen la boca, Luke le palpa el paquete comprobando que no puede disimular lo que guarda bajo esos pantalones tan ajustados, menos ahora que le está horneando el pan. A Luke le encanta notar su polla endureciéndose cada vez que le pone cachondo besándole el cuellecito, dos pollas en tan poco tiempo es demasiado pero no puede resistirse, es como si la naturaleza lo llamase. Le baja la bragueta y le saca una picha descomunal, muy diferente a la del maestro Obi-Wan. La de Han Solo es larguísima y a la vez tan gorda que el diámetro del pollón queda bien ajustado en el contorno de la bragueta. Luke pone en marcha las técnicas aprendidas con su mentor y se la mete en la boca entera, hasta rozar con los labios la tela de los pantalones.
Creía que todos los rabos eran igual de duros que el suyo, aunque en realidad tampoco había visto tantos. Al ver el de Dennis entre sus propias manos, siente que se abre ante él todo un mundo por explorar, una variedad de sables de luz infinita. Lo zarandea como si fuese una polla de goma pegándose cachetitos en la lengua. Dennis le sigue el juego, se la coge y le pega unos cuantos pollazos. Luke sonríe y se la mete hasta la garganta en agradecimiento, provocando en el experimentado piloto un placer indescriptible cuando nota su capullo encerrado en un agujero tan estrechito.
Luke va a tener la oportunidad de disfrutar de un placer único, la mamada de un tio que ha recorrido cientos de planetas follándose a todo bicho viviente. Está deseando ver qué puede hacer con su rabo tieso dentro de esa boquita. La chupadita es diferente y enseguida Luke comprueba que sabe cómo dar gusto a un hombre. Al contrario que Obi, Han pega caladas rápidas sobre la parte superior de su pene y usa la lengua para hacerle caricias alrededor del cipote.
El cabrón no deja la lengua quieta ni cuando la tiene dentro de la boca y casi le hace correrse, pero antes de que eso ocurra alza las piernas, se saca los pantalones y le pone su culazo a tiro. A ver qué sabe hacer el piloto con un pandero grandote y suavecito como ese, a buen recaudo el culito más bonito de su planeta. Menuda lengüita tiene y lo bien que la mueve, metiéndole por el ojete la puntita y también el aliento de unos gemidos que le ponen malito, incluso colando la cabeza entre sus piernas buscando rabo y pegándole una chupada antes de continuar abriéndole el agujero.
No sabe cuántas jornadas le esperan a bordo de la nave junto a ese piloto, pero como sean muchas, le espera un viaje de puta madre. Su maestro sí que sabe hacer trueques. Se abre de piernas sin cambiar de postura y deja entrar a Han Solo en su interior con toda su fuerza. Cuando quiere darse cuenta ya la tiene toda dentro. La tiene tan descomunalmente larga que a Luke le hace descubrir placeres ocultos que su maestro Jedi no pudo, pero lo que más le gusta cuando empieza a empotrarle a bordo de la nave, es notar los suaves golpecitos de sus cojones calientes colgando en el cachete de su culo.
Necesita de forma imperiosa notar esa bolsa de cojones golpeándole entre sus piernas y la mejor forma de hacerlo es poniéndose a cuatro patas. Después de unos segundos de penetración y de que Han acostumbre su rabo al ojete en esa nueva posición más apretadita, con el movimiento por fin los nota, acariciándole la raja del culete de pasada, duros y calentitos, a la par como buenos colegas. Se habrá beneficiado a seres de lo más extraño a lo largo de sus viajes espaciales, pero eso le ha servido de experiencia para saber follarse a un hombre.
Primero un maestro Jedi y después un experimentado piloto. Luke se pregunta si después de eso alguien le podrá follar el culo mejor que estos dos, algo imposible. Luke se sorprende de haber cogido tanta experiencia en tan poco tiempo y también de lo guarrete y ansioso de rabo que puede llegar a ser. No sabe ya si podrá vivir sin una buena polla dentro del culo. De espaldas al piloto, toma el mando de la nave, le coge el pollón pasando la mano entre las piernas y se lo coloca en el ojete antes de sentarse y comenzar a meterle una pajilla.
Lo que con el maestro Obi-Wan era respeto, con Han Solo lo pierde por completo y se deja llevar por sus instintos. Una culeada rápida notando ese pedazo pollón dándole gusto por dentro le hacen expulsar leche por la polla. Se corre pajeándose y sin dejar de culear, con la lefa saliendo de su rabo y cayendo por el asiento de la nave. Luke no lo puede ver porque todo sucede debajo de su culo, pero siente cómo Han Solo le saca la polla y, alertado por unos gemidos de gustillo, Luke mira hacia abajo y ve apenas la punta del rabo soltando lefa sobre donde lo hizo la suya. Una buena forma de sellar la nueva alianza. El viaje hacia el espacio comienza. Que tiemble el Imperio.
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