La tarde de chicos prometía. Johnny Rapid y Jax Thirio habían convencido a Collin Simpson, el entrenador del gym, para pasar juntos un rato en buena compañía en el chalet. No le dieron demasiados detalles sobre en qué consistía pasar un buen rato, pero ambos tenían claro el propósito, terminar follando con él.
Estaban los dos esperando sumergidos en el agua calentita del jacuzzy del patio trasero cuando Collin salió por la puerta, con su toalla blanca al hombro y unos gayumbos igual de blancos que le marcaban absolutamente todo lo que esos dos cabrones querían comerle. Eran como unos abanderados con refuerzo frontal de doble tela, tan apretados que no impedían darle a la imaginación visualizando en la mente el pollón gordo que marcaba en su paquete.
El tio estaba cañón, pura fibra, marcando músculo, todo cachas. Se puso en una esquina del jacuzzi. Por encima del nivel del agua sobresalía su torso peludete y al estrirar los brazos a cada lado se le veía la pelambrera de los sobacos. Estaba tan bueno que a Johnny ya se le había salido la polla por encima de los calzones y la tenía más tiesa que una estaca.
Se levantó y enseñó su miembro erecto a sus nuevos colegas, mojado, apuntando hacia arriba, con un buen par de huevos colgando. El entrenador no se resistió ante la insinuación de esa verga y se acercó para llevársela a la boca. Estaba claro que se le daba de puta madre comer almejas, pero haciendo sus pinitos chupando pijas no se le daba nada pero que nada mal.
Jax se puso tan cachondo viendo a ese tiarrón jalando polla, que se acercó y se apropió de los cojones de Johnny, que le calor del agua había dejado colgando y bien marcados. Collin se puso de pie, se sacó la chorra larga y gorda y dejó a los chicos alucinados. Jax se puso entre los dos, les cogió de los rabos y se hizo una merendola con esos dos perritos calientes.
Molaban estas fiestas de chicos en las que siempre uno cedía para ser la puta. Se mudaron al confort del dormitorio y lo primero que hizo Jax al llegar fue ocupar un lugar en la esquina de la cama, separar las piernas y dejar el culo abierto a los chicos. Johnny fue le primero en quitarse rápido los calzones empapados y meterle el rabo por el culo. Le siguió Collin que se lo folló por delante.
Embelesado por la forma del pollón de ese chulazo, Johnny decidió que esa tarde no habría una, sino dos putas, lo que el entrenador se merecía por tener un trabuco tan guapo. Collin se zumbó a Johnny por detrás metiéndole una buena tunda de pollazos y después se sentó sobre las piernas de ese machote mientras Jax le empapaba la picha de saliva.