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Dato Foland y Franky Fox cruzan pajas y se follan sin condones en su primera cita a ciegas | MEN

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Un experimento social, una habitación roja, una cama, una cita a ciegas entre dos hombres que saben que van a follar pero no dejándose llevar de la forma convencional, sino siguiendo una serie de instrucciones. Franky Fox es el primero en entrar. Está un poco nervioso, le sudan las manos, más todavía cuando conoce a su pareja, Dato Foland, que está buenísimo. El flechazo es instantáneo. Las risas nerviosas se reflejan en sus rostros.

Hora de quitarse la ropa. Siguen riendo. Nadie les ha dicho cómo hacerlo y ellos mismos deciden sacarse las camisetas el uno al otro. Dato alza los brazos, da un paso al frente y se la deja quitar. No puede tener un torso más perfecto y varonil. Musculado, potente, de pelo en pecho. Dato hace lo mismo y descubre el cuerpazo de Franky, algo más delgadito que el suyo pero también musculoso y peludo.

Un minuto para mirarse a los ojos y tocarse. Dato da el primer paso y se lanza sobre la cama. Franky le sigue y empiezan a mirarse fijamente, sintiendo la llamada del deseo, posando las manos sobre diferentes zonas de sus cuerpos, besándose, acariciando y masturbando por encima de las telas de los gayumbos unos rabos que no pueden esconder lo mucho que se gustan.

Dato baja la goma de los calzones de Franky y le toma la pija con su mano grande y caliente. Se la masturba. Franky se retuerce de gusto, sin dejar de mirarle a esos ojazos mientras el cabrón le pela la polla. Respira hondo para no correrse, que es lo que le gustaría hacer en ese momento, llenarle el puño de leche. Franky se la saca a Dato de los calzones y le agarra el robusto mástil que tiene entre las piernas.

Bien juntitos, se quedan un rato sobre la cama, mirándose, dándose besitos, cruzando pajas. Ahora es Franky el que da el primer paso. El pollón de Dato le llama poderosamente la atención como para no abalanzarse y comérselo. Dato culea desde abajo metiéndosela por la tráquea y además le pone las manos en el cogote para que se la trague bien.

Las risas nerviosas han dado paso a gemidos apagados y el soniquete de labios chupando rabos. A Franky le asusta correrse a las primeras de cambio. Dato está demasiado bueno y no sabe si aguantará la mamada que está a punto de hacerle. De nuevo esa mano fuerte sobre su pene. Puede sentir su rabo rozando su pierna derecha. Se traga la polla y se la mete hasta el fondo, hasta besarle las pelotas. No deja de hacerlo, de cabecear así una y otra vez tragándosela entera. Franky se retuerce de gusto de nuevo, se abre de piernas intentando hacerse el valiente, seguro de que no hay hombre que aguante todo eso sin correrse.

No sabe ni cómo contiene todavía la leche en los huevos. Dato aprovecha que Franky se ha abierto bien de piernas para meterle un dedo. Cuando lo hace, Franky le sonríe, solo que ahora es una sonrisa de lujuria. Por si no tenía suficiente con su boca tragona, ahora, además de mamársela, le está dedeando el ano. Así no hay quien pueda, piensa.

Antes de ponerse bocabajo, Dato se da un cachete en la nalga, pidiendo a Franky que ahora sea él quien le trabaje el culo. Y menudo culazo. No sabe por dónde empezar. Le echa un gapo desde arriba, le separa los cachetes y hunde los morros. Franky se pone cachondo, está deseando que ese fornido machote le dé por culo.

Se pone a cuatro patas y le ve acercarse por detrás. Menudo adonis. No se puede estar más bueno. Franky gira la cabeza hacia adelante justo cuando Dato le mete su gruesa verga desnuda por el ojete. A medida que escucha sus gemidos y siente cómo disfruta follándole el culo a toda hostia, él también se excita y empieza a menearse hacia adelante y atrás aprovechando los rebotes sobre el colchón.

Eleva la espalda. Siente en ella su torso sudado, peludo y caliente, su respiración agitada. Es su turno para follárselo. Dato lo empuja sobre la cama, se lame la mano y le acicala la polla. Por un momento Franky no sabe si su rabo podrá aguantar las embestidas de ese poderoso culazo. Dato se sienta sobre el pene dándole la espalda y empieza a saltar. Franky pasa las manos por delante y empieza a acariciar su cuerpo, deteniéndose en los pectorales y el surco de sus curtidos abdominales.

Ya no escuchan instrucciones, son libres para hacer y deshacer. Una vez los dos pajeados, mamados y follados, es Dato quien toma el control y Franky parece encantado de que lo haga. Se derrite mirando la cara y el cuerpazo de ese macho metiéndosela por el culo. Cuando Franky avisa de que se va a correr, Dato le coge de los muslos y lo atrae hacia él metiéndole la polla hasta el fondo. Franky se encorva y vuelve a retorcerse por última vez entregando toda su leche.

Dato tiene una sorpresita para él. Se pone en media sentadilla sobre su cuerpo y se la empieza a pajear. Cuando le viene el gusto, se echa un poco hacia atrás y coge a Franky por la cabeza. Como por instinto, Franky abre la boca y cierra los ojos. Hace bien, porque la traca que recibe es de leyenda. Unos lefazos potentes directos a sus ojos, a su nariz, a su boca. Enseguida Dato se acerca y le besa relamiéndole todo. Franky no deja de sonreir de felicidad, todavía sin poder abrir los ojos.

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