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El chulazo Andreas da de comer a Bruno su largo, grueso y venoso pollón y le preña la boquita a lefazos | Latin Leche

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Otro día de lluvia, otro día de caza. Hay que saber bien cuándo salir a buscar y el cazador tiene claro de que después de que caiga un chaparrón hay muchas posibilidades de toparse con un chulazo que salga a correr o con alguno al que la tormenta le haya pillado de imprevisto mientras lo hacía. Es lo que sucedió cuando se topó con Andreas.

Al verlo de lejos la polla se le revolvió en los calzones. Menuda pintaca tenía el tio, con sus pantaloncitos cortos, las zapas de deporte, la camiseta blanca algo mojada ajustaba a sus espaldarazas y con las mangas ceñidas a sus biceps tatuados. Al llamar su atención el chaval se dio la vuelta y le dejó alucinado lo atractivo que era. Ojazos, cara de guaperas cañero y, si era cierto eso de que la nariz daba una idea del tamaño de la pija de un tio, este debía tenerla bien grande.

El cazador no se andó con tonterías y se lo preguntó directamente, aparte de ofrecerle dinero a cambio de pajearse o chupar rabo. Andreas le confirmó que tenía una buena polla y que le encantaba matarse a pajas, lo que hizo que la curiosidad le pusiera el corazón a doscientos. Lo invitó a un lugar cómodo donde poder hacer todas esas cosas. Con la lluvia se le habían quedado los shorts mojados y se le marcaba un buen paquetón.

Le dio un poco de plata por desnudarse y dejarse tocar. Tenía ya ganas de verle en pelotas. Andreas se levantó, se bajó los pantaloncitos cortos y su larga, venosa, encapuchada y gorda polla salió disparada como un misil. Menudo chorizo. No pudo contener una ovación. Pocas veces se veían trabucos así de majestuosos y potentes. Con lo bueno que estaba y lo bien que calzaba, debía tener un culo esperando a cada esquina.

Se la agarró con una mano nada más sacársela, algo vergonzoso todavía. No tenía de qué tener vergüenza. Tenía una polla perfecta como para ir enseñándola por ahí y alardear por estar tan bien dotado. Qué rico cómo le asomaba la rajita del cipote por el circulo que formaba el pellejo a su alrededor. El cazador le invitó a sentarse y le pajeó el pollote con calma, fijándose en cada centímetro de ese apetitoso rabo. Con mucho gusto se la hubiera merendado él, pero le dijo que se pusiera cómodo mientras iba en busca de Bruno, otro chaval al que quería dar una sorpresa y por el que prometió más dinero a Andreas asegurándole que podría follárselo.

Igual que a él no le había defraudado, a Bruno le encantó el regalito. Ver a un chulazo con semejante polla le puso cerdo como una perra. Primero tanteó el terreno acercándose de rodillas y frotando su muslo. Andreas todavía tenía la polla en su mano, pero terminó inclinándola hacia Bruno para que tomase el control. Bruno le pidió permiso para chupársela y el cabrón se la tragó bien a fondo, arropando el pollón entre sus labios.

Al sentir los labios por primera vez mojando su barra, Andreas emitió un gemidito de placer y miró primero hacia la cámara y después hacia esa cabeza que no paraba de tragarse su polla, intentando comprtender si todo aquello era real. El cazador le preguntó a Bruno si le gustaba y, aunque ya sabía la respuesta, quería escucharla de su boca. No es que le gustara, es que se había enamorado de ese chaval y de su enorme rabo.

El cazador quería ver besitos, pero Andreas no comulgaba con esa idea. Lástima, porque tenía pinta de besar bien y camelarse a cualquier tio. Lo que sí le ofreció fueron dos mil pesos si se lo follaba a pelo. Andreas miró hacia abajo, observando la dedicación de Bruno rechupeteando todo su tronco con ganas y no pudo decir que no. Bruno se puso a cuatro patas y se la metió por detrás.

No entró a la primera por lo gorda que la tenía, pero Andreas tenía sus técnicas y experiencia. Le agarró por las caderas, empujó un poco y se la calzó dentro del ano. Qué pintaza tenía el cabrón follando, delgadito, fibrado, guapísimo, poniéndose una mano detrás del culo y empujando, lo que dejaba su sobaco a la vista. Acercó un poco más la cámara para detectar que a Bruno se le había puesto el culete en piel de gallina. Menuda polla le estaban metiendo. Andreas metió el tubo, se inclinó un poco más hacia la espalda de Bruno y le metió una batida.

Esos miles de pesos, además de follada, incluían otras sorpresas. Le hizo tumbarse boca abajo prometiéndole que no le darían por culo. Se trataba de un masajito especial. Cuando Andreas no les miraba, el cazador y Bruno se sonrieron pícaramente. Bruno abrió las piernas de Andreas ligeramente, le agarró la polla y la pasó entre sus piernas. El pollón duro y firme como una roca ahora descansaba sobre las sábanas y tenía un tamaño impresionante. Bruno se la cogió y empezó a lamerle el trabuco, los huevos y después la raja del culo.

Andreas estaba un poco en tensión. El cazador se acercó a él y, acariciándole el cuello, le dijo que se relajara y disfrutara de la experiencia. Costó unos minutos hasta que le hizo caso, se dejó llevar y le vio sonreir mientras la saliva de Bruno bañaba los pelos cercanos a la entrada de su agujero. Ahora ya estaba preparado para seguir follando y para correrse.

Dejó que Bruno cabalgara sobre su polla y, como el cazador sabía lo mucho que a Bruno le gustaba que se corrieran en su cara, convenció a Andreas para que lo hiciera. Como para no tragarse la lefa de ese chulazo, con esa cara guapa que tenía, esa perilla, esa mirada de empotrador. Se la empezó a pelar rápido, Bruno abrió la boca y se llevó el lechazo en todo el paladar, con toda la leche saliendo de su boca, chorreando y goteando por los incisivos.

El segundo lefote directo a la garganta y mientras Bruno se relamía de gusto, otro trío de chorrazos lubricaban sus labios, la comisura de su boca y su lengua. Andreas se revolvía en la cama contorsionándose mientras soltaba hasta la última gota. Bruno colocó los labios alrededor del cipote y dejó caer toda la leche que no se había tragado, dejando al chaval con la polla y los pelos de la base del rabo mojaditos de leche. Bruno sonrió a la cámara, con la leche rezumando por su boca, bien contento. Otro día de lluvia, otro chulazo con las pelotas descargadas y haciendo feliz a otro tio con su verga y su leche.

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