Para cuando Erik Devil entró en la mazmorra completamente en bolas meneando su culito respingón y redondito de futbolista, Izan Loren ya se le había adelantado y estaba arrimando cebolleta al muslo de Daniel Karrington mientras le pajeaba la polla gorda y se la dejaba bien dura. Para Dani eso era una puta fantasía.
Miraba hacia la izquierda y veía a un tio guapo, hacia la derecha más de lo mismo, uno a cada lado sobándole el torso y la manguera, buscando sus labios. No podía estrecharles entre sus brazos porque los tenía en cruz atados a un madero y fue muy placentero sentirse impotente mientras dos chulazos le acariciaban y él no podía hacer nada para devolverles tanto cariño.
Quizá demasiado placentero, porque cuando se agacharon a la vez y empezaron a comerle la polla a dos bocas, cuando vio con qué deseo se miraban a los ojos con su picha tiesa y roja a punto de explotar en mitad de sus jetas guapas, cuando se pasaban el testigo de uno al otro y se jalaban su picha hasta las pelotas, tuvo que respirar hondo y pensar en otras cosas con tal de que por la raja de su cipote no saliera más que algo de precum.
Los dos morenitos, guapos, sexuales, con gana de comerle todo. Subieron a la par por su cuerpo y le lamieron el cuello, la cara, los morros. Le encantó sentir el calor de sus lenguas, el aliento de ardor y deseo que escapaba por sus bocas. Juntaron las caritas y se dieron un triple beso con lengua rebozando las narices y los morretes como tres cerdos.
En un callejón, cualquier tio ya le habría fusilado a pollazos, pero a estos dos les iba el juego preliminar antes de la batida. Se agacharon de nuevo y esta vez Izan se quedó por delante comiéndole la pija mientras Erik colaba el hocico por la raja del culo. Dani cerró los ojos y se sintió como si realmente estuvieran haciendo un trenecito con él en medio.
Cuando le desataron, él se vio en la obligación de devolverles tanto placer y dedicación, así que les dejó pasar por su puerta trasera y sin condón. A la vez. Erik se sentó en el sofá y Dani se tumbó apoyando la espalda en su torso, conduciendo la gordísima polla hasta el agujero de su culo. Izan se acercó y dejó pasar su rabo por el poco hueco que quedaba, deslizándolo por encima del de Erik y masajeándolo con sus enormes bolas cada vez que se la metía por detrás.
Dos machotes dentro de él, disfrutando de su pandero a pleno rendimiento. Izan salió de su cuerpo, se agachó y se puso a ejerecer de mamporrero, sosteniendo la polla y los huevos de Erik, dirigiéndolos para que esa polla apretadísima en ese hueco le penetrara a base de bien. Hasta se dio el lujo de relamer la zona caliente donde la polla se introducía por el ojal. Dani se ofreció como pañuelo y dejó que se le corrieran encima.