Cuando su novio se fue a trabajar, Andy Star creyó que se había quedado solo en el apartamento, así que se paseó por él como si fuera su casa, medio en bolas, incluso tomó una ducha dejando la puerta abierta y la mampara de la bañera descorrida. Bien duchadito, se dispuso a tomar un rico desayuno. Al salir por la puerta de la cocina, notó cómo el nudo de la toalla alrededor de su cintura comenzaba a aflojarse, con tan mala suerte que justo se le cayó al suelo y le dejó completamente desnudo cuando Bruno Max, el compi de piso de su novio, bajaba por las escaleras todo arreglado de traje para irse al curro.
El encuentro fue de tierra trágame. Andy intentó juntar las piernas escondiendo su rabo entre los muslos, pero lo que no pudo esconder fue su escultural y musculado cuerpazo, con el que Bruno se quedó embelesado. Andy cogió rápidamente la toalla del suelo y subió a vestirse a la habitación de su chico. Bruno subió a disculparse y Andy hizo lo mismo, aunque en realidad ninguno de los dos llegó a entender por qué debía disculparse. Es más, Bruno le pidió ver de nuevo ese cuerpazo que le había dejado alucinando.
Si su novio se enteraba de esto… Bruno se acercó más de la cuenta, traspasando esa línea imaginaria y personal, su cara a cinco centímetros de la de Andy. “Se ha largado y no te ha follado como te mereces, ¿a que sí?“, le preguntó. Andy, cachondo perdido, sin pensar en las consecuencias, se lanzó a los brazos de Bruno. Cogieron turno en la charcutería para comerse un al otro el embutido que llevaban colgando y a los pocos minutos Andy estaba de nuevo semidesnudo de cintura para abajo, tirado en la cama, regalando su culazo a otro hombre.
Bruno, que hasta ahora la tenía morcillona, notó cómo se le ponía dura y gordísima mientras le comía todo el ojete. Se la metió por detrás sin condón, acercádose y susurrándole guarradas a la oreja. Después le desfloró sobre la cama, comiéndose con la vista ese cuerpo musculadito y potente que se mecía al ritmo de sus embestidas.