Durante muchas noches, el cazador no pudo quitarse de la cabeza la carita guapa con media sonrisa de Angel mirando a la cámara mientras el semen de un tio decoraba su jeta. A veces pensaba si todo habría sido un sueño húmedo de los grandes, por eso acabó llamándole otra vez, quedando con él en una habitación de motel de carretera, llevando con él a otro colega que pudiera repetir la experiencia.
Era real. Angel era muy real. Ahí estaba otra vez, enamorando a la cámara con sus ojazos grandes y brillantes, su cara guapa otra vez limpia dispuesta a ser ensuciada por otro rabo, la barbita enmarcando sus lindas faciones y una camiseta de Adidas blanca con rayas negras que le convertían en el sueño de cualquier tio dado a hacer cruising.
Le presentó a su colega Joe, que viendo al chaval ya llegó con un buen bulto bajo la bragueta de los vaqueros. La mirada de Angel, que se mordía los labios deseando saber qué tal tendría la chorra ese tio, fue directa ahí. Joe se sacó la polla. Robusta, gorda, colgando como un plátano. El cazador sacó de su letargo a Angel, que se había quedado mirando el rabo, apresurándolo a que se la chupara. Angel abrió la boca a tope, enseñando los dientes, le metió un par de mamadas y se zampó la mazorca hasta los huevos.
Menudo perfil tenía el cabrón mamando rabos. El cazador, que lo estaba viendo todo desde su perspectiva, ya tenía la polla bien dura, estaba encantado mirando y llegó a preguntarse cuánto tiempo aguantaría él mirando esa carita succionar su verga. El rabo de Joe había seguido el mismo camino que el suyo. Colgando y morcillona, fue pegarle dos mamadas y ya la tenía dura y estirada al máximo dispuesta para penetrar culos o correrse, lo que llegase antes, porque le estaba dando tanto gusto que iba a tener que apartar la miradas un rato si quería aguantar.
Menudo tragoncete. Siempre que podía se la comía hasta las trancas. Joe le agarró del pelo y le hizo comer a fondo. Cuando la polla salió de su boca estaba completamente mojada de saliva y Angel recuperó el aliento debajo de su rabo echándoselo encima a bocanadas. Joe le apaleó con la polla en la cara y la lengua dándole una paliza.
Practicaron cómo le gustaría a los dos que fuera la corrida en su jeta. le dijo a Angel que se quedara así como estaba, mirándole, con la boca abierta y la lengua por fuera. Joe colocó el cipote sobre su lengua y se la pajeó. En su mente, Joe ya pudo ver lo a gusto que se quedaría dejando la leche dentro de la boca de ese guaperas, alimentándolo de semen de macho. Pero primero tocaba divertirse.
Volvió a agarrarle de los pelos. Cada vez costaba más tragarla entera, porque cada vez estaba más dura y más gorda. Joe se sentó en la cama y Angel se quedó a cuatro patas mamando de su entrepierna. Joe estiró e brazo y descubrió el culazo de ese cabrón. Redondo, blanquito, majestuoso, grandote, con una buena raja y un agujero hecho para tragar buenas pollas.
Aprovechó que tenía la pola en la boca para meterle un dedo y ponerle a prueba. Cómo gimió de gusto el mamón. Casi le muerde el rabo. Joe repitió la faena. Podría haberse quedado así, correrse dentro de su boca y aún así estaría seguro de que su polla no se rebajaría y tendría potencia de sobra para calzarle una buena follada y volver a correrse de nuevo, porque ese chaval se la ponía tiesa mirase donde mirase. Estaba buenísimo.
Angel se puso a cuatro patas sobre la cama dándole la espalda. El enorme culazo estaba desplegado frente a él, esperándole, con el agujero preparado. Joe sabía que tenía un buen miembro viril, pero hasta que no lo veía entrar por un culo no se daba cuenta de lo grande que era. La polla entró ajustadísima en el ano y se vio obligado a hacer un empoderamiento de caderas empujando para meterla a fondo.
Se la metió enterita. Le encantaba ver esas nalgas bamboleándose como un flan recién horneado, rebotando cuando las hacía chocar con sus muslos. Joe ocupó su lugar, se tumbó y dejó que Angel cabalgara encima de él. No aguantó mucho tiempo estando tan pasivo. Enseguida le agarró del culazo, se puso de pie y lo empezó a lanzar hacia arriba ensartado en su polla follándoselo en volandas, con Angel aferrándose bien a su cuello.
Lo empotró contra la pared. Cerca había un tarubete. Le hizo ponerse de rodillas, aprovechando que en esa postura su culo quedaba a la altura de la polla y lo penetró duro, tapándole la boca para que no gimiera tan alto. Después de follárselo, le dejó mamar preparándose para la descarga final. Hasta ese momento no se había fijado en su verga. El cabrón la tenía grande. Al tio no le faltaba nada, lo tenía todo para ser la fantasía de cualquier hombre.
Angel se tumbó sobre la cama. Los dos habían empezado a pelársela. Él se corrió primero, dejando la lefa pringando los pelos de la polla. Joe se corrió en su carita como estaba previsto, aunque no de la misma forma que había planeado. Estaba tumbado, pajeándose. Llegó sin más, mientras se la chupaba. Un chorrazo largo desfilando por delante de su jeta. Le empapó de semen la lengua y los pelos de la barbilla y después vio desaparercer su rabo gordo dentro de la boca de ese tragón que se lo comía y lo chupaba todo y por cuyos labios rezumaba espuma de su leche.