Uno vestido de uniforme de policía, con un buen escote para que se viera su torso varonil y otro convertido en un oso de lo más cariñoso, la decoración perfecta, dos tios guapos, Isaak Parker y Carter Woods sabían que nada podría fallar esa noche de Halloween. Los chicos buenos irían en busca de caramelos, pero ellos que eran malos, querían hacer un casting entre todos los tios que llamaran a su puerta pidiendo truco y llegando a un trato con el que más les gustara.
Tentaron al oso amoroso azul, pero les pareció demasiado suave, al Freddy ni lo cataron, al Scooby casi le meten para adentro hasta que confesó no tener la edad para beber, mucho menos para comer pollas. Supieron que era el chico perfecto en cuanto lo vieron. Guapo, ojazos, morenito, sonrisa enamoradiza y una gran boca de lobo feroz, a Beaux Banks le iba a dar rabo de oso y porra de poli.
Casi que decidieron antes sus mingas que sus cabezas, cuando sintieron que se les hinchaban apretujadas en los calzones. Beaux se arrodilló entre los dos y empezó a mamar dedicándose a la más grande, dejándola dura y es que la de Carter era una pollaza digna de un verdadero osazo, grande y gorda. Isaac se la había visto muchas veces, pero en ese momento y al ver cómo otro tio la cataba, se puso celoso y él también se la comió. Terminó comiendo dos.
Entre Carter e Isaac formaron equipo para tocar, relamer y chupar el precioso y musculadito cuerpazo de Beaux. Se turnaron y se cedieron el testigo para comerle todo el rabo que tenía empinadísimo hacia arriba. Fue Carter el primero en descubrir su retaguardia, un maravilloso culazo redondito y sobresaliente como no había visto jamás en su vida. Ese chaval era puto vicio.
Isaac fue el último en empalmar. En cuanto lo hizo, Beaux volvió a agacharse y les comió la tranca a los dos hasta el fondo y con mucho amor, dejándose alguna arcada por el camino. Carter e Isaac aprendieron de esa alocada forma de mamar rabos y repitieron su hazaña bajando por turnos a masturbar pollas con la boca. Fue le poli el que más rato se quedó ahí abajo, encandilado por el tamaño de esas dos enormes pollazas, lengüeteando el cipote de una y otra, llenándose la boca de minga.
Se habían pasado toda la tarde y noche buscando un pasivazo al que zumbarse entre los dos y al final fue Isaac el que había terminado convertido en putita, recibiendo hasta dos pollas a la vez por el agujero del culo, ensartado en la de Beaux mientras Carter le penetraba con fuerza desde arriba, haciendo resbalar su rabo por el del invitado de honor.
Por cosas como esa Isaac amaba las noches de Halloween, porque sabía cómo iban a comenzar, pero nunca imaginaba cómo iban a terminar. Se corrió de gusto viendo a esos dos tiarrones dándole rabo y pajeándose sobre su cuerpo, todo sudados por el esfuerzo de penetrarle. Cartes le sacó la minga del culo y se la empezó a pelar escupiendo lefa como un volcán, sin control, desperdigándola toda por todas partes. Era una lluvia blanca cayendo sobre el cuerpo de Isaac, que pillaba con la mano lo que podía al vuelo y se relamía.
Beaux prefirió follarse un poquito a Isaac aunque estaba a punto de correrse encima. La sacó lo justo para explotar sobre su estómago y luego se la volvió a meter por el culo depositándole los últimos mecos dentro. Antes de despedirse de él, se quedaron los tres besándose, relamiéndose, disfrutando del olor de sus cuerpos sudados y el semen, del olorcito a polla corrida que se les metía tan profundamente por las napias obnubilándoles el cerebro.