La Nintendo Switch y una Ouija no es que se diga que sea una combinación de elementos con la que dos tios se divertirían una tarde de sábado para matar el tiempo. El compañero de piso de Michael delRay siempre había sospechado que el tio era un poco rarito, pero le siguió el juego y ayudó un poco a menear el vaso sobre la tabla. Al fin y al cabo pretendía invocar algo que a él también le hubiera molado tener un sábado por la tarde, algo que le hubiera hecho despegar la pantalla de la consola.
Quiero invocar a un tio apuesto, fuerte, con una polla grande y gorda y que dispare leche a punta pala. Ese era su deseo y la leyenda decía que tenías que bajarte los pantalones enseñando el culete y repetirlo tres veces. Evoilá. Las llamas de las velas en la mesa titilaron y tras una explosión de humo apareció el hombre de sus sueño, mejor incluso de lo que se había imaginado, completamente desnudo, con un rabo descomunal colgando, sonriéndole y haciéndole una seña con el dedo para que se acrcara y le comiera toda la chorra.
En cuanto a lo de que tuviera la polla grande, no había especificado el tamaño del cipote, pero agradeció a quien fuera que manejara los hilos del inframundo que le hubiera traído a un tio con el cabezón tan grande como para rellenarle la boca entera. Quizá tuviera que ver con lo de expulsar leche. Ya lo descubriría. Michael se subió al sofá y le dio la espalda para que le comiera el culo. Nadie se lo había comido como Alex Mecum, aprovechando que tenía barba de varios días para restregarle y rasparle con ella por la raja.
Al mirar hacia atrás pudo ver la parte trasera de ese galán. Tenía unas buenas espaldas y un mejor culazo, grandote, blanquito y con la marca de los slip cortos en las nalgas. Ahora le estaba pasando a Michael la polla entre las piernas dejándola apoyada contra el respaldo del sofá. Desde luego Michael sabía cuándo tenía una buena polla enfrente, dado que la suya era excepcionalmente grande también.
Ver a ese machote grandullón comer de su rabo, pajearle con esa gran manaza, mirando con vicio la forma en la que rebotaban arriba y abajo las pelotas, se le hizo raro, pero le daba mucho gustito. Michael volvió a darle la espalda y le donó su trasero abriéndose de piernas. El tio no se puso condón para metérsela. Estaba claro que ni los fantasmas tenían en consideración llevar capucha para protegerse.
Su compi de piso apareció por allí justo en el mejor momento, cuando le estaba desvirgando el culo a pollazos, cuando toda esa enorme y gorda polla se abría camino por primera vez dentro de su ano. Quizá pensó que era uno de esos de tantos tios con los que quedaba para follar, así que le dejó su espacio recogiendo la consola y la tabla sin molestar. Si él supiera de dónde había salido ese hombre.
Llegó un momento en que Michael dejó de preguntarse quién era o de dónde venía y se centró en disfrutarlo. En disfrutar de cómo le cubría, de su torso caliente posándose sobre su espalda, en cabalgarle, en tirarse a la bartola en el sofá y comerle una vez más la polla.
Estaba siendo follado bocarriba cuando Alex sacó la polla de su agujero y se la empezó a pelar con mano firme y dura, gimiendo como un condenado. El ser del inframundo que lo hubiera llevado hasta él no se había olvidado de una parte importante. Alex era apuesto, fuerte, con una polla enamoradiza y ahora estaba disparando leche como un campeón encima de su cuerpo, una mansalva, una ducha de lecha caliente con los últimos mecos cayendo de la raja de su cipote como miel encima de la polla y los huevos de Michael.
Y salía y no hacía nada más que salir leche de la polla como si llevara en los huevos la central lechera asturiana. El cabrón le metió de nuevo la polla ahora corrida dentro del agujero y ahí fue donde Michael flipó y se vino arriba. Le bastaron dos toques de bastón para que la lefa comenzara a salir por su polla mojándose toda la barriga.
Alex jugueteó un poco con él, sacando de nuevo el rabo de su interior y haciéndolo resbalar sobre el suyo. después se puso de pie, sonriéndole como al principio, el rabo colgando entre las piernas. Otra explosión de humo y tal como llegó, así se fue. Michael pensó en invocarle de nuevo, pero su compi de piso se había llevado la Ouija, de hecho ya estaba invocando a alguien con ella.