Acababan de mudarse a un piso nuevo y hasta que llegara el camión de la mudanza lo único que Andrea Suarez y Jackson Radiz tenían era una cama, una tele y poco más. Por el temporal que hacía ahí fuera, era poco probable que tuvieran sus pertenencias esa misma semana, así que se hincharon a ver realities hasta que se dieron cuenta de que podían sacarle más diversión al cuchitril.
Los dos estaban muy acaramelados en la cama cuando sucedió todo. Jackson instó a Andrea a apagar la tele con el mando y restregó la espalda y el brazo contra su paquete. Andrea vio sus intenciones y le puso cachondo la idea de intercambiar pajas o algo más con su compañero de piso. Amaba sus piernas peludas y estaba a punto de amarle otra cosa. Se puso a cuatro patas en la cama y agachó la cabeza retando a Jackson a que se la sacara.
A Andrea, que le gustaban grandes y largas, no le pudo hacer más ilusión ver ese rabaco larguísimo salir rebotando y encima se bajó los pantaloncitos un poco más y dejó escapar unos huevazos colgando, bien marcados y formados. Dos caladas y del hambre que le dio se la metió hasta el fondo de la garganta, hasta que sus labios y su barbilla desplazaron esos pedazo cojones hacia atrás.
Jackson iba a tener que respirar hondo varias veces si no quería irse antes de tiempo, porque estaba enamorado de la guapísima cara de Andrea, de su pelito corto rapado por los lados, de lo bien que le sentaba la barbita de varios días y de esos labios que le chupaban la verga tan rico como si fuera un dulce de leche, suavecito, rozando cada centímetro de su polla pero a la vez metiendo presión.
Se tumbó en la cama, se puso a cuerpo de rey y dejó que Andrea le masturbara la polla y se la tragara entera varias veces hasta soltar unas buenas arcadas. Además de ser guapo y estar buenísimo, Andrea también tenía un señor pirulón remoloneando entre sus piernas. Se puso de pie en la cama y se lo enseñó a Jackson para darle hambre y lo consiguió, porque se puso igual que él, a cuatro patas, para chuparle toda la minga y obligarle a devolverle el favor de trincársela hasta el fondo de la garganta.
Las primeras tornas de la contienda daban a entender que Jackson iba a follarse el precioso culito blanco de Andrea, pero al ver desnudo a Andrea en todo su conjunto, a Jackson además del apetito se le abrió el ojete del culo y dio la espalda a Andrea para que se adueñara de él a su antojo. Andrea le hizo una comida de tres en uno, sacándole la minga entre las piernas, comiéndole el ojete, los huevos y la polla, paseando sus morritos por todas sus paretes nobles.
Le escupió desde arriba acertando de pleno en el agujero, cogió su polla y le agujereó a mortero penetrándole el culo sin condón. Luego fue el turno de Andrea para recibir su adorada picha larga. Se tumbó en la cama bocarriba, hizo alarde de su flexibilidad abriéndose de piernas como pocos hombres podían hacerlo y dejó el recipiente de su joven culazo para que Jackson hundiera el rabo dentro de su cuerpo.
Después de un rato de frenesí dándose por culo el uno al otro, se calmaron las pollas tumbándose de lado, haciendo un sesenta y nueve, pajeándose y mamándose las vergas antes de continuar follando, hasta sacarse la leche. Andrea estaba ahí con la cara preparada cerca del rabo de Jackson que se la estaba meneando. El cabrón no la inclinó a tiempo para que Andrea recibiera su merecido lechazo en la boca, todo se lo echó encima del cuerpo, pero al impulsarla hacia adelante se llevó un caramelito de consolación en toda la lengua.
Ojo por ojo, Jackson se la devolvió chupándole los huevetes mientras el chaval se masturbaba. Al escuchar sus intensos gemidos, Jackson se quedó de espectador, mirando de cerca el rabo empinado, sonriendo de gusto al ver salir el primer chorrete, entonces se acercó y se lo comió todo con la boca. Al ver a Jackson chuparle el cipote pringado, relamerle el trabuco lleno de lefa, Andrea le señaló el lechazo en los pelos de la polla, encantado con tener a un cerdete así que se comiera todo lo que le salía de los huevos.