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Romeo Davis y Robert Royal meten doble rabo sin condón a Andy Star y se corren en su cara | Fucker Mate

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De haberse fijado un poco, cualquier viandante se habría dado cuenta de que ni Romeo Davis ni Robert Royal llevaban calzones y de que encima llevaban los pantalones de chándal tan ajustados que se les marcaba poderosamente el paquete con un buen bulto que daba gusto mirar cuando andaban. Cualquier otro día se lo habrían pasado en la zona de cruising, que culos no les faltaban, pero hoy tenían una entrega especial.

Llegaron al punto de encuentro, el piso del guapísimo brasileiro Andy Star que salió a saludarles recibiéndoles con un beso en toda la boca. Y allí se quedaron en el recibidor, porque a primera vista, en real, que ya se habían visto antes por foto en la app de citas con la que quedaron, a ellos dos empezó a ponérseles dura y a Andy le dilató el ojete al ver a esos dos machotes.

Cuando por la app Romeo le enseñó la verga, pensó que sería suficiente con uno, pero ahora que estaba colmado de besos por el cuello, sintiendo el roce de sus paquetes por sus muslos y por su culo, a modo bocadillo, notando cómo le flojeaban las piernas y se dejaba hacer de todo, sabía que no se había equivocado al coger un pack de dos.

Así se lo llevaron hasta la habitación, uno delante y otro detrás, frotándose, restregándose contra su cuerpo, desnudándose. Cuando se separaron un poco de él fue para bajar la goma de los pantalones y sacarse los gigantescos rabos. Andy sostuvo los dos en sus manos y a punto estuvo de soltar una palabra mal sonante, pero es que el de Romeo era gordísimo y enorme y el de Robert largo como él solo.

Se arrodilló entre los dos y empezó a comer rabos. Empezó con el de Robert que era algo más fina, por decir algo, porque la tenía bien gruesa, y lo hizo con buen pie. A pesar de lo larga que era se la comió hasta los huevos, dejando claro que nol iba a desperdiciar ni un solo centímetro de ellos. La de Romeo era harina de otro costal. Le hincó el diente, se le puso la cara roja como un tomate, pero la tenía tan gorda que no hubo manera en el primer intento.

Mientras tragaba y lo intentaba, Robert le cogió del cogote empujando para ayudar a que se la comiera a su colega, pero se quedó a escasos cinco centímetros de la gloria de sus pelotas. Eso sí, con esa primera mamada, la saliva ya le chorreaba por la barbilla y les había dejado los pitos la mar de relucientes y pringosos. Les juntó los cipotes mientras ellos se daban el lote ahí arriba y los apoyó en su lengua para después meterse uno a uno en su hambrienta boquita.

Así sí cabían, pero en cuanto hacía el intento de abarcar los dos rabos dentro de ella, no había forma. Además ya la tenían super dura los dos y hasta le costaba tragarse la de Robert como al principio. Al intentarlo de nuevo, se quedó bastante lejos de besarle los huevos, ahí con la pirula llenándole la boca, super gorda, entrando y saliendo de su boca con los espumarajos de saliva entre los labios y el pollón.

Con permiso, Andy se levantó. Se le había puesto tan dura comiendo rabo que se le había salido la pirula por encima de la goma de los pantalones y eso que llevaba calzones para retenerla. Se la guardó de nuevo, a pesar de que por la mirada de esos dos gamberros supo que les había molado su pene, y les enseñó los calzones que llevaba puestos, abiertos por detrás.

Robert y Romeo se tumbaron en la cama pasándose una mano por detrás del hombro como colegas y Andy fue gateando por encima de ellos en diversas posturas, encontrando la mejor forma de zamparse esas dos excelentes pollas que cada vez eran más grandes. Mientras se comía la de Romeo, Robert le sacó los gayumbos. Por muy abiertos que fueran, pensó que un tio así de buenorro y con esa polla, no se merecía esconder nada a la vista. Metió los morros en su raja y se pegó una buena comilona.

Les hizo juntarse en la cama culo contra culo, huevos con huevos, polla con polla y se inclinó para seguir comiéndoselas las dos juntitas. No dejaba de impresionarle lo larga que la tenía Robert. Daba gusto chupársela y amarla con la boca. La de Romeo era un portento, realmente gorda. Cada una en una mano, pajeadas, babeadas, bien chupadas. Los dos tios empezaban ya a revolverse en la cama, a intentar follarle la boca, les tenía completamente salidos.

Se tumbaron de nuevo en la cama con los miembros firmes y Andy se sentó primero en la de Robert, clavándosela a pelo, dejando caer el peso de su cuerpo hasta llenarse el ojete a tope de rabo y después empezó a masturbarla con su precioso culazo saltito a saltito. Eso era sólo un aperitivo. Se la sacó del culo y dejó a Robert tan contento que se la meneó como un mono en cuanto recuperó el control de su joystick.

Romeo ya sonreía de vicio e inclinaba su pedazo picha hacia arriba, observando con ansias cómo Andy hacía una sentadilla y acercaba poco a poco su trasero a su polla. A Romeo le entró un gusto tremendo al penetrarlo. Tenía un ano deliciosamente suave y a pesar de lo gorda que la tenía, el cabrón se la acababa de tragar entera hasta los huevos.

Andy saltó de una pirula a otra, primero de frente, luego dándoles la espalda. Vio cómo los dos amigos se juntaban cada vez más y escuchó cómo susurraban algo sobre su culazo poniéndose bien calientes. Lo que ellos desconocían era que Andy se estaba poniendo a prueba para saber si su esfínter podía comérselas las dos a la vez. Y sí podía.

Volvió a juntarles culete con culete como cuando se había mamado las dos juntas. Les hizo unir sus pollas, las roció bien con lubricante y se sentó entre los dos maromos llenándose el agujero con cuarenta y tres centímetros de rabo sin condón, calentitos y enormes. Fue Robert el primero en empezar a culear. Romeo se quedó quieto, intentando respirar hondo y controlando. No era ya solo el hecho de tenerla super apretada, sino que estaba de por medio la jodida situación del brother que le metía fricción con su otra polla resbalando por encima y ya el toquecito de las pelotas ponía la puntilla.

Dejó de nuevo que le metieran polla uno a uno. En esa postura lo tenían más fácil para pasar de uno a otro. Los dos tios estaban super excitados. Romeo ya le cogía por los muslos y le culeaba desde abajo. Robert fue buscando de nuevo la doble follada hasta que la encontró, metiendo su largo y tieso pito por el dilatado ojal. Andy se puso a cuatro patas en la cama, dejando que esos dos machos se dieran el gusto de darle por culo.

Además de que era jodidamente guapo y eso les mantenía las pollas tiesas, Andy tenía un culazo para perder el sentido. Grande, hermoso, reluciente. Daba gusto metérsela y perder la polla dentro. Romeo y Robert se fueron turnando para penetrar ese acogedor agujero, dándose cada vez menos tiempo para empotrarle a pollazos como lo estaban haciendo, porque ambos querían estar ahí dentro el máximo tiempo posible.

De haberse podido explicar el uno al otro lo que se sentía penetrando ese culazo lo habrían hecho, pero no encontraban las palabras y les bastó echarse un brazo por detrás como amigos y mirarse a los ojos para averiguar que estaban sintiendo lo mismo. Era como meterla en un fleshjack pero más suavecito y desde luego más natural, lubricado y caliente.

Para tardar menos, mientras Romeo daba por culo, Robert se sentó encima de las nalgas de Andy, así cuando Romeo la sacara él mya estaría listo para zumbarle por detrás. En su turno, cuando ya estaban los tres demasiado excitados como para contener la leche en los huevos, Robert puso a Andy bocarriba y se lo folló hasta que el brasileiro se sacó la leche.

Hubiera sido insensato irse por la puerta después de follárselo sin dejarle una buena propina en su guapísima cara. Robert y Romeo se pusieron mano a mano a hacerse pajas con Andy en medio de rodillas. Andy ya estaba preparado con los ojos cerrados y la boca semi abierta. Al notar la mano de Robert detrás de su cabeza, abrió la boca un poco más. Tras un gemido potente, le lanzó un chorrazo en toda la jeta dejándole la cara llena de leche. A ese le siguió otro y otro más, con un hilo de lefa colgándole de la polla que se resistía a dejarse caer y que se quedó haciendo aspavientos.

Abrió el ojo que no le había dejado ciego lo justo para mirar dónde tenía la polla, cogérsela y chuparle toda la nata montada encima. Romeo no lo pudo tener más fácil, si ya de por sí la carita de Andy le ponía a tono, verla cubierta de semen le volvió loco. Joder cómo le salió el primer chorrazo, brotando como un grifo recién abierto, encharcándole los labios con leche caliente, metiéndosela en la boca, depositándola encima de su lengua, dejándole los morros llenos de lefa.

Andy volvió a cogerles las pollas ahora corridas, chupando una y después otra. Romeo lanzó una carcajada contenida al ver la guarrada que le habían hecho. Habían soltado tanta leche que no solo la llevaba encima de la cara sino que le chorreaba por los pectorales. Esa chupadita final hizo que sus pollas no se relajaran del todo, una mamada resbaladiza, con la boquita de Andy llevando la semilla de un rabo a otro.

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