Puede que el nivel en idiomas extranjeros de Pol Prince no sea tan avanzado como el profesor Gustavo Cruz de la escuela espera, pero donde el chaval da la talla y luce un sobresaliente es en la cama. A Gustavo, que además de buen profe de lengua, es experto identificando dónde hay buen percal, le basta una mirada de esos ojazos para que la chorra que empieza a coger volúmen debajo de sus pantalones, empiece a ponerle en una complicada situación.
Un chico tan jodidamente guapo se merece una buena piruleta y el profe no puede esperar a ver lo bien que queda entre esos labios. No sin nervios, se va quitando el cinturón y se desabrocha el botón mientras Pol se queda de rodillas con la cabeza cerca de su paquete, olisqueándola, imaginándose el tamaño que debe tener por el pedazo bulto que marca.
Por eso, cuando finalmente Gus se la saca de la bragueta y le pone a comer rabo, echa la cabeza hacia atrás y lo goza. Y no sólo echa la cabeza hacia atrás por eso, sino porque como mire mucho tiempo esa cara bonita y lo bien que se la está chupando, es capaz de darle el biberón antes de tiempo.
Porque le tiene demasiadas ganas a ese culazo potente con el ojete rosáceo, que si no le iba a dar la clase que se merecía con una buena mamada. Después de lamerle el ojete, Gustavo se incorpora y le mete la polla a pelo, emborrachándole el agujero todo de rabo, haciendo rebotar sus hermosas y cargadas pelotas en su pandero.
No es hasta que se lo beneficia bocarriba que se da cuenta del pedazo pollón que se gasta el colega, así que, dejando a un lado su imagen de machote empotrador, Gustavo deja aparte sus convicciones y se sienta sobre la pija de Pol dejando que le dé sin condón por detrás y por delante. Si tiene que dejarse dar por culo, que sea un tio buenorro como ese.
Saltar sobre esa polla es placentero y si pertenece a quien pertenece mucho más, pero Pol también quiere su rabo y se lo empieza a pelar con fuerza. Entonces todoas las sensaciones confluyen en algún punto detrás de la cabeza de Gus, que desbordado por la cara guapa de Pol, su barbita, la forma en que le mira con esos ojazos, sus labios, su mano caliente pajeándole la polla, termina explotando y corriéndose encima de su camisa blanca y su corbata.
Pol se la devuelve. Tumba a Gustavo y se mete de pie entre sus piernas. masturbándose, dejándose la leche encima de él. Gus, que le lleva un par de minutos de ventaja, ya más calmado, se fija en ese chicarrón, en cómo le cuelga la polla, tan grande y voluminosa. Se muerde el labio inferior deseándolo con ganas, con las mismas ganas con las que hace un momento se lo folló y se dejó follar por él. El test de follada lo ha superado con matrícula de honor.