Ben se preguntó qué sería de Sarpa Van Rider, el rubio cachas, ojazos y pollón y de Andy Samuel, delgadito, guapete y con muchas ganas de comer rabos. Para descubrir qué tal estaban y pensando en lo excitante que resultaría verles a ambos en una sesión fotográfica, les invitó al hotel. Andy se había dejado algo de melena y su culito tierno y follable, seguía siendo irresistible.
Sarpa estaba más cachas todavía, con algunos tatuajes más y daba gusto mirarle por delante, por detrás y por todos los lados. Al poco tiempo de dejarles a su aire para que se conocieran, lo que tardó en ir a por la cámara y algunos accesorios, les pilló haciendo guarrerías de chicos, Andy tumbado en la cama con la cabeza apoyada en el borde para que Sarpa le diera rabo y la imagen de Sarpa visto desde atrás levantaba pollas por doquier. Esas piernazas separadas, los pantalones por las rodillas y ese culazo redondo y blanquilo con el tatu de una estrella. Daban ganas de cogérselo a dos manos y quedarse sobándoselo toda la tarde.
Eso o pasarle la polla entre las piernas, que la tenía kilométrica y bien gorda, para mamar a gusto del consumidor, que es lo que Andy hizo dándose le lote. Un rabo grande y gordo con tropezones que dejó bien lubricado de babas para después donarle el culo apoyándolo en el reposabrazos del sofá para que se lo follara a pelete.
Tras tomar las riendas un rato dándole por detrás, el resto del encuentro fue Andy el que se tiró a Sarpa, literalmente, encima de él, besándolo, acariciándolo, tomando asiento encima de sus piernas, dejando que esa barra caliente se retregase a gusto por la raja de su culo antes de volver a internarse dentro de él. Les dejó retozando y follando, amándose sobre la cama de sábanas blancas.
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