En el aire se queda una buena pregunta. ¿Quién es capaz de ser el mejor seductor, un chico con cara bonita o un tio con la polla grande? Helmut Huxley lo tiene claro y no duda: un chico con la cara bonita. No lo hace, pero al responder, evita mirar la guapísima cara de Hoyt Kogan, con esos ojazos azules verdosos que le hacen a uno ver el mismísimo cielo.
El que no parece tenerlo tan claro es Hoyt, quizá porque ser guapo lo lleva ya en la sangre, puede que porque además esté muy bien dotado y crea que hay diferentes modos de seducir a un tio, dependiendo de su estado de ánimo, del lugar y del momento. Porque no es lo mismo ligar en una cafetería que irse a un glory hole a dar de comer polla. Eso sí, sea cual sea el lugar, él tiene lo necesario para seducir con todo, porque es guapo y porque tiene una buena polla.
Helmut se lo come enterito de arriba a abajo, comenzando por pegarle un morreo, sucumbiendo al placer de su musculoso y fornido torso y terminando por comer de su rabo, acicalándolo con lengüetazos y masturbándolo entre sus labios. Sí, muy larga, pero en ese salón el mejor dotado resulta ser otro. Helmut sorprende a Hoyt con su larguísima tranca. Nada le hacía intuir que el chaval delgadito que tenía enfrente podía gastar ese pollón.
Se cambian las tornas y es Hoyt el que se deja seducir por una buena polla merendándose ese rabaco, cogiéndole los enormes huevos colgantes con la mano, dándoles un buen repasito chupándoselo todo antes de ponerle a cuatro patas y meterle la punta de la lengua por el ojete mientras le hace un señor pajote cogiéndole la larga polla pasando la mano entre sus piernas.
Impresionado por cómo le cuelga el nabo como un badajo, Hoyt no se deja amedrentar y, aunque le gustaría probar de su propia medicina, respira hondo, se pone de pie y le mete la polla sin condón por el culo. Y qué culito tan apretado, qué bien se la agarra. A veces Hoyt tiene que cerrar los ojos para no dejarse llevar y venirse antes de tiempo, pero presiente que no puede aguantar mucho más, que la leche se acumula en sus huevos y necesita una salida.
En una de esas, cuando abre los ojos y se fija en el conjunto de lo que tiene delante, no aguanta más. Es el chavalito gimiendo y deseándole dentro, su culito delgado, bonito y apretado, esa pedazo de raja profunda que le parte el trasero en dos. Hoyt saca la polla y se corre en el culo de Helmut. De repente y por sorpresa, unos segundos más tarde de empezar a correrse, lanza un par de lechazos directos y potentes que atraviesan el pandero y caen a machete sobre el cuerpo y rozándole la cara de un sorprendido Helmut al que no le da tiempo a verlo venir.
Helmut no tiene un saque tan potente, pero su polla se comporta como una fuente abundante en calcio y en cuanto Hoyt ve salir la lefa, acerca los morros para bañarlos en el esperma. Puede cuestionarse si el mejor seductor es un chico guapo o uno menos guapo con mejor polla, pero lo que es incuestionable es que un chico guapo con la carita llena de lefa sale siempre ganando.