Con la llegada del buen tiempo, las pachangas al aire libre entre colegas, se sucedían por toda la ciudad llenándola de vida y de mucho que admirar. Las viejas pistas del barrio y las azoteas de los edificios se convertían entonces en un lugar en el que el cámara acudía a buscar chavalotes de buen ver. Al llegar a la semi derruída azotea de una casucha, encontró a Faisul y a Liam, dos tiarrones que a simple vista tenían mucho de hetero y pensó que si era capaz de convencer a esos dos para hacer cosas íntimas, aparte de disfrutarlo plenamente porque los dos estaban como un tren, se habría ganado el cielo.
Difícil quedarse entre el más alto de la camiseta amarillo chillón, Faisul, de cuerpo bronceado, atractivo y cachas o con Liam, guapísimo, musculado y que estaba para echarle cien polvos seguidos sin descanso. Fue él el que se percató primero de la cámara y al acercarse el cazador le reconoció al instante. Era un chaval al que conoció en un bar de copas, un bar exclusivo para hombres. Entonces le ofreció dinero a cambio de hacer algunas cosas pero lo rechazó, aunque dubitativo en aquel momento.
Esta vez no cejaría en su empeño, ahora que había visto una rendija abierta por donde meter mano. Y la verdad es que fue más fácil de lo que pensó, teniendo en cuenta que Liam se lo pintó tan negro que casi desiste, insistiendo una y otra vez en que Faisul era bien hetero y jamás aceptaría hacer nada con otro tio. Un billete de cien dólares, cinco minutos si se dejaba comer la pija por su colega. ¿Quién era el valiente que rechazaba algo así? Que te coman la polla y encima te den dinero, sin que nadie tenga por qué enterarse.
Liam sonrió encantado por el hecho de que le hubiera convencido, con lo que le molaba su amigo y las ganas que siempre había tenido de comérsela. El cazador se los llevó al rellanito de las escaleras, justo por donde se subía a la azotea. Las escaleras eran super estrechas. Faisul se quedó unos peldaños más arriba y Liam otros más abajo dispuesto a chupársela. Faisul reconoció que en el fondo siempre había querido ver la cara guapa de su coleguita atiborrándose con su rabo. Liam le tiró de la goma de las bermudas y empezó a lamerle la pija larga y morenota por el cipote.
Por la forma en la que se la mamaba, incluso mirándole a los ojos, y lo dura que se le estaba poniendo a Faisul, el cazador la estaba gozando sabiendo que aquello no ibana ser cosa de cinco minutos. Estaba seguro de ello. El cazador sabía de la debilidad de los hombres y la aprovechaba a su favor como un a persona sobria preguntaba a otra borracha para perseguir la verdad en una noche de desenfreno. Le preguntó si ahora que estaba probando la boca de un tio, si prefería eso a la de una mujer. La respuesta no se hizo esperar. Con cara de felicidad respondió y lo tenía claro.
Cogió a su amigo con las dos manos por la cabeza y le folló la boca metiéndole la tranca hasta penetrarle la garganta. Ya habían pasado cinco minutos y eso iba para largo. El cazador les dejó hacer. Faisul se había levantado ya la camiseta y se la había pasado por detrás del cuello. Liam la había perdido completamente. No sólo le estaba comiendo la polla, se la estaba amando, sobándole el cuerpo con las manos, comiéndole los huevos mientras le dirigía unas miradas cargadas de afecto.
El cazador recordó cuando momentos antes esos dos estaban dándole a la pelota ahí fuera y le encantó haber sido el detonante para que otro par de tios diera rienda suelta al verdadero yo que llevaban dentro. De nuevo otra pregunta, esta vez más directa ahora que los dos estaba muy cachondos. Faisul nunca se había follado a un tio, pero pensando en el culazo que se le marcaba siempre a Liam por debajo de esos pantalones de Adidas, estaba seguro de que incluso podría ser mejor que follarse a su novia. Ver la cara de Liam, deseando que se lo hiciera, terminó por convencerle.
Con una palmadita, intercambiaron posiciones en el rellano y puso a Liam de rodillas en un peldaño mirando hacia la puerta de la azotea. Faisul le quitó las bermudas admirando ese culazo tan bonito como el de un futbolista, musculado, redondito y blanco, le presentó la verga dando unos ligeros toques en lo profundo de su raja y se la hundió por el ano sin condón, haciendo valer por esa vez todas las veces que su novia no le había dejado meterla por la puerta de atrás.
Se la metió hasta el fondo, hasta los huevos. El gemidito de gusto de Liam no tardó en llegar. Luego Faisul le agarró por las caderas y empezó a follárselo, arrastrando, no sin dificultad, su larga polla por el interior del hueco. Después de meterla y sacarla varias veces, Faisul se dio cuenta de cuán apretadito era ese agujero y de los cojones que tendría que echarle para aguantar cada embestida sin venirse arriba. Liam disfrutó de su polla lo que no estaba escrito. Su cara sonrojada lo decía todo y el tio no se estaba quieto, incluso meneaba el culete para hacer que la pija entrara mejor y más adentro.
Faisul empezó a soltarse y llegó a recrearse con el culazo de su colega. En más de una ocasión se lo acarició con las manos, comprendiendo el monumento al que estaba mancillando. Que un rato más tarde se besaran y se pajearan juntos con una complicidad propia de dos amantes, es algo en lo que el cazador ni su dinero tuvieron nada que ver. Llegó solo y sin previo aviso. Ver a dos tios cachas y atractivos morreándose e intercambiando pajas fue de un morbo inigualable.
Acercó la cámara para inmortalizar esos besazos con lengua cargaditos de amor, de ganas del uno por el otro. Aunque Faisul se iba soltando, era Liam el que estaba más desinhibido, dándolo todo. Liam bajó a chupársela de nuevo. Las camisetas y los pantalones por allí tirados en las escaleras tenían su aquel. Faisul se tumbó como pudo en las escaleras y empezó a pelarse la polla, jurando que iba a correrse.
Cerró fuerte los ojos, intensificó e machaque a su pija mientras Liam le comía las pelotas e inclinó la polla justo a tiempo para dirigirla hacia la boca de Liam cuando le impactó de frente con un poderoso chorrazo que salió disparado y desviado hacia arriba mojándole todo el torso hasta el hombro derecho. A ese le siguió otro de menor potencia que acabó el un costado y otro y otro más, a un lado, a otro, no podía parar de correrse de gusto. Liam, que tenía la lengua bañada de semen, sonrió y miró al campeón de su colega, disfrutando cada uno de sus lefazos.
Honor entre hombres, para correrse Liam pidió a Faisul que le comiera la tetilla del pectoral mientras se la cascaba, puesto que eso le excitaba. Pero hizo algo más, movido por la amistad que les unía y que ese día había dado un giro inesperado. Le empezó a besar y pasó una manita entre sus piernas dedeándole el ojete. Al sentir su mano, Liam se puso tierno, soltó un gemidito y la leche salió sola. Faisul miró hacia abajo y por primera vez vio cómo otro hombre se corría encima de él. Ahora ya no eran solo amigos. Ahora eran mejores amigos.