Anteriormente en “Exposure“… William Seed estaba haciendo un pis en los meaderos de una gasolinera cuando al sacudirse la chorra para meterla de nuevo por la bragueta, vio que un tio estaba mirándole y cascándosela. Intentaron hacerlo en el baño, pero entonces entró por la puerta del baño masculino un enorme tiarrón camionero que les cortó el rollo y él y Jessy Bernardo salieron por patas hacia el campo para follar en libertad rodeados de naturaleza.
No se dieron cuenta de que habían ido a parar a una zona de cruising y de que tios guapos y cachas como ellos eran carne de cañón. Manuel Skye les pilló en plena faena y aparte de digerirse una buena paja, lo grabó todo para poder convertirlo después en material para pajas, suyas y de sus colegas. Se quizo acercar tanto para captar el vídeo que hizo crujir una rama y le descubrieron. Lo persiguieron hasta su coche y entre él y Will le dieron una buena merienda a Jessy, que acabó con el culo bien follado por esas dos enormes porras.
Ahora… Will y Jessy descubrieron que se habían convertido en un par de depredadores, como dos leones macho en esa sabana africana. Habían perdido la ropa en el baño de la gasolinera y andaban por ahí buscando presas con sus musculosos cuerpazos y sus pollas colgando. La de William dura y tiesa apuntando hacia arriba o la de Jessy larga y morcillona meneándose de lado a lado grácilmente. Pronto se dieron cuenta de que no tenían que hacer nada, les bastaba con andar y lucir palmito para hacer que los tios cayeran como moscas.
De lejos vieron a un chulazo que llegó hasta ellos quitándose la camiseta y con hambre de rabo. Alexy Taylor tenía pinta de tener una buena verga, pero prefirió arrodillarse y beneficiarse esas dos que ya estaban tan bien preparaditas. El tio resultó ser un cerdaco de los pies a la cabeza. El pollón se le escapó por encima de la goma de los pantalones deportivos y se la empezó a cascar mientras se llenaba la boca con las dos pollas.
Creyeron que su suerte había acabado cuando vieron acercarse al guardabosques Chase. Will y Jessy se estaban preparando para echar a correr una vez más y Alexy levantando los pantalones cuando el guarda se sacó un buen pollón por la bragueta dejándoles a todos con la boca abierta. Estaba hecho todo un machote empotrador, era muy atractivo y encima bien dotado. Alexy volvió a arrodillarse y se llevó a la boca esa nueva y alucinante pollaza gruesa, enorme y venosa que le abrió aún más el apetito.
Rodeados de rabos en el bosque. Su puto sueño cumplido. Los tres tios acercaban posiciones en torno a él y empezaban a buscar su boca dándole pollazos en la cara, restregándoles los nabos por encima de la jeta. Miras hacia arriba y ver un estupendo e inmejorable manojo de rabos todos para él solito, las caras guapas de esos tres tios cachas convirtiéndole en una buena putita de campo.
Deseó que ese momento no acabara nunca. Manoseó las pollas a su antojo, se las comió hasta las trancas. Los tres mosqueteros por ahí arriba empezaban a hacerse amigos echándose los brazos por el hombro, haciendo un círculo, dándose la libertad de hacer una pajilla a cualquier otro nabo que no fuera el suyo propio. Aunque los tres le molaban, Alexy sintió una atracción especial por William, al que dedicaba más tiempo y al que llegó a guiñar un ojo siempre antes de comerle la polla, dejándole claro que de los tres era el niño de sus ojos.
Los otros enseguida se dieron cuenta de este feeling tan especial y no era para menos, porque Will estaba para mojar pan. Por eso, cuando llegó el momento de hacerle inclinar la espalda y abrirse de piernas, fue William el primer tio en abrir camino. Menudo churrazo tenía el cabrón y qué bien se le daba follar, con esa rabia y esa potencia que le caracterizaban.
Más de una vez Alexy perdió el equilibrio y como pudo tuvo que agarrarse a sus muslazos por detrás para no caer. Por delante él y el guardabosques se turnaban para comerle la pirula al guaperas de Jessy, que se convirtió en el siguiente afortunado en meter su rabo en el apretado culazo de Alexy. Lo hizo tumbado en el suelo, apoyando el culo en los pantalones para no rasparse. Menudas piernacas potentes tenía el cabrón, musculosas, fuertes y peluditas, con ese toque morboso que le daba llevar las zapas y los calcetos puestos.
El guarda no amenazó con denundiarles si no le dejaban pillar cacho, pero no le hizo falta decir nada para que los demás adivinasen que quería su parte del pastel. Aprovechó que Alexy se había inclinado para hacer un sesenta y nueve con Jessy comiéndose las pollas para enchufarle el rabo por detrás. Se iba a ir bien contento y saciado el Alexy, habiéndose comido tres buenos trabucos por la boca y por el culo.
Jessy, que estaba debajo admirando cómo Chase daba por culo a su nuevo amigo, disfrutó de las vistas y se lo pasó tan bien que acabó por dar un buen cachetazo al guardabosques en una de sus nalgas en señal de apoyo. El sol de la tarde estaba cayendo y daba una tonalidad anaranjada y cautivadora en los cuerpazos musculosos de los cuatro que follaban como animales en la explanada.
William volvió a coger su turno. Él se lo folló bocarriba mientras los otros dos se pajeaban sobre la cara del chaval compulsivamente con la intención de correrse a las primeras de cambio. Estaban todos excitados y calientes como perros. Hubiera estado bien que se le corrieran encima mientras el niño de sus ojos le penetraba a fondo, pero estaba tan salido y cachondo que le apetecía que le dejaran la carita bien sucia e ir andando después hacia su casa relamiéndose.
Se arrodilló entre esos tres cabrones, abrió la boca y sacó la lengua dejándoles claro que estaba preparado para recibir leche. Jessy el de la polla larga soltó un par de chorrazos limpios que le cayeron dentro de la boca y le dejaron la barba llena de colgajos. Por hacerlo tan bien, Alexy le comió la polla y los mecos. William se sacó una buena cantidad de lefa blanca decorándole los morretes y dejándole la comisura de los labios llena de esperma. Alexy le cogió el pollón todavía durísimo y le hizo una paja de tornillo sacándole todo el jugo mientras se la metía dentro de la boca.
Al guardabosques Chase le temblaron las piernas al correrse. Menudos chorrazos le propinó encima de la lengua, sin control, desalojando sus bien cargados huevazos de macho. Antes de que se hubiera terminado de correr, Alexy le miró y se merendó su pollón disfrutando de toda esa leche caliente que seguro se había ido caldeando toda la tarde en sus paseos en solitario vigilando por la seguridad de los bosques.
Alexy miró hacia arriba sonriendo de gusto, viendo esos tres rabos mojados y colgando sobre su cara. Con la boca llena de tres sabores de leche, chupó una polla y otra y otra, llevando el semen de una a otra. Los tres tios volvieron a agruparse en círculo y acercaron posturas para darle golpes sobre la boca y la lengua con sus rabacos recién corridos. Estaban disfrutando de ese momento tan íntimo entre hombres cuando dos compañeros guardabosques de Chase llegaron para cercarles.