Ese momento en que un hombre decide que quiere hacerse una paja. El detonante puede ser un pensamiento, una imágen o ver a otro tio hacérsela. El momento no puede antojarse menos ambicioso, porque el momento puede ser cualquier lugar cuando aprietan las ganas. ¿Es cierto que los tios con un rabo largo tienden a tocarse más a menudo? Con Thyle Knoxx estamos a punto de descubrirlo.
Lleva pantalones de deporte de algodón. Nada más entrar en la caravana se lleva la mano al paquete y lo que toca, por los gestos de su cara, tiene pinta de estar rico. Está solo, no tiene a quién rendir cuentas. Va a la zona de atrás de la caravana donde está su cama, se saca los pantalones y se sienta en ella. Suspira y se relaja estriándose hacia atrás. Empieza a tocarse, imaginando que sus manos no son sus manos, que son las de otro.
El pelito de su pecho, la ondulación de sus abdominales, una manita picarona que comienza a rozar la piel de su pene flácido que parece no tener fin. Casi en segundos, lo que era una pichita flácida pero bien larga, se convierte en un pollón más largo y duro que apuntala el techo. Tiene para colocar dos manos y sobra rabo. Cualquier chico se la pelaría a toda hostia hasta sacarse la leche, pero Thyle acaba de asistir a un cusro donde ha aprendido diferentes técnicas para darse placer en el nabo.
La técnica de la presión. Formando un círculo con los dedos pulgar e índice de sus manos, aprisiona su polla por arriba y por abajo. Con la mano de abajo para presionando diferentes puntos a lo largo de su polla, desde la base hasta llegar a la punta. Con cada presión, los cuerpos cavernosos de la polla se inflan y l ahacen crecer en volúmen y tamaño. Sus pelotas también reaccionan.
Joder la cabecita. Ahora son dos dedos y el pulgar los que atosigan el capullo, masturbando sólo la parte superior del rabo. Batalla de pulgares. El juego más peligroso puesto que toca una de las zonas más sensibles del pene de un hombre. Deja reposar la polla sobre su estómago y presiona suavemente el frenillo con los pulgares. Semblante de tremendo gusto en su cara.
Desenroscar el tapón de la botella. De nuevo pulgar e índice trabajan duro formando un círculo, solo que esta vez no presionan, sino que se dedican a desenroscar el cipote como haríamos con el tapón de una botella de vino o de cava, incluído el riesgo de acabar con la mano llena de espuma. Lavarse las manos. Una mano y luego otra frotando sin descanso la piruleta de abajo a arriba. Mano a la polla y salida por el cipote.
Rezarle a Dios. Poner las manos en posición de rezo y entre ellas aprisionar el rabo y masturbarlo, rezando para no correrse. Hay una variante del rezo para los más atrevidos. Rogarle a Dios, con los dedos entrelazados, aplicando mayor fuerza al rabo y llevándolo al límite. Ordeñar al toro. Parecido a ordeñar a una vaca. Tres dedos en posición y el pulgar cerrando el círculo, presionando de abajo a arriba, notando cómo la parte superior del rabo va creciendo en volúmen. Una téncica infalible para sacar precum y ponerse las botas. También la preferida de los tios que sin darnos cuenta la aplicamos una vez nos hemos corrido para sacarnos hasta la última gota.
Tocar la guitarra. Agarrar la polla con la mano como si fuera el mástil. Los cuatro dedos al traste y empezar a tocar la melodía de la paja. Ponle el anillo de boda. Todos sabemos lo mucho que cuesta poner un anillo, sobre todo si te va justo. La polla es el dedo gordo, estamos enamorados de ella y nos queremos casar. Ahora toca presionar el glande con dos dedos pelándola arrriba y abajo e intentar colar el aro de metal.
El metrónomo. Una técnica de la que disfrutarán los más dotados y los espectadores. Tremendamente hipnótica. Colocando la mano bocabajo sobre la base del rabo y abrir los dedos en forma de tijera (o saludo vulcaniano a lo treckie) dejando la base de la polla en medio. Desplazar la mano suavemente hacia un lado y otro hasta que veas tu hermoso cimbrel meneándose de lado a lado.
El animador. Siempre hay un tio en el grupo de amigos que es el alma de la fiesta. Pues ahora ese tio está en tu mano y su misión es animar el ambiente. Yemas de los dedos cubriendo el cabezón. Primero una mano, luego otra, sin parar. Es como escuchar música y que se te vayan solos los pies con el ritmo. Paja a mano llena, la técnica de toda la vida. Cascársela hasta sentir el placer, hasta notar cómo un flujo de semen recorre tu polla y sale desfilando hacia afuera engrasándote el puño y mojando las sábanas.
Siente cómo la energía fluye a través de tu rabo. Déjalo temblando, recuperando su tamaño flácido regular, escupiéndolo todo encima de ti, la semilla resbalando por la bolsa de tus huevos. Échate una siesta relajada tras haber disfrutado de la joya de la corona de tu cuerpo, nido de amor y de vida.