Cuando te metes en la habitación de un colega musculoso que te saca media cabeza de altura y empieza a camelarte comiéndote la boca y después presionándote la cabeza para que te agaches y le comas toda la polla hasta los huevos, tienes que dar por sentado que no vas a salir de su guarida hasta que te deje la boca y el culo bien follados.
Lo que al principio es una imposición, pronto se convierte en un placer para Antonio Miracle, pasando de chuparle el nardo a tragárselo hasta traspasar su garganta con un hambre feroz. Uno come con más ganas si el macho que tiene enfrente está de buen ver, eso es innegable. A base de lapos y porque si no da un paso atrás le arrolla por completo, Diego Senna va conduciendo a su amigo hasta la cama balancín que cuelga del techo.
No, no la tiene ahí para dormir la mona o echar la siesta precisamente y Antonio va a descubrir los motivos enseguida. Se deja caer sobre ella de espaldas sin más remedio y de forma natural se queda abierto completamente de piernas con el culo abierto. Diego se agacha para escupirle el ojete y despliega la saliva alrededor del agujero antes de hincarle el pollón a pelo. Ni el plástico se ha puesto el cabrón. Tan fuerte y con tanta potencia se la mete, que Antonio se ve obligado a agarrarse a las cadenas que sostienen el balancín. Su colega empieza a sudar, ver todos sus músculos marcados mientras le folla le pone cachondo y sólo desea que su amistad no termine nunca. Ese cuarto se llegará a convertir en uno de sus lugares favoritos.
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