Las tenían parecidas y bien largas. Ashton Silvers y Mitch Matthews se pusieron de rodillas en la cama, frente a frente, separados por sus dos mingas, las juntaron una al lado de la otra y se las frotaron antes de caer en la cama cada uno mirando en la dirección opuesta para hacerse un sesenta y nueve. Se metieron las pollas hasta donde les cabían dentro de las bocas y al sacarlas de ellas se relamían, tomándose un momento para apreciar el saborcito a rabo en sus paladares.
El mayor tenía ventaja en el juego, así que Mitch fue el primero en sacar. Ashton estaba tan rico así tumbado en la cama, todo entregado a él con las piernas abiertas para recibirle. Al meterle la polla a pelo descubrió lo apretado que tenía el agujerito. Intentó joderlo empujando con las caderas, pero no llegó a entrar antero del todo, ni cambiando de postura dándole por culo por detrás.
Al que sí le entró entera fue a Mitch, el alumno aventajado, que disfrutó de la picha de ese jovencito rubiales y de su cuerpazo definido, apreciando esos abdominales que se le marcaban de lujo cada vez que le empotraba con fuerza. Mitch también estaba bien rico y suponía un apetitoso almuerzo para el chavalín, con su torso musculadito de pelo en pecho, acostumbrado a ver en el insti a chicos imberbes sin un solo pelo en el cuerpo.
Se fueron turnando para follarse sin condones hasta que Ashton sintió la llamada de la selva. Estaba montando sobre la pija de Mitch cuando le vino el gustillo de la corrida. Se sacó a tiempo el rabo del culo y no se le ocurrió otro sitio en el que correrse que en la polla de Mitch, con una clara intención de darle lubricante para volver a metérsela de nuevo por el agujero del culo.
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