Detenerse a mirar la carita guapa de Jonas Miller más de una milésima de segundo es adentrarse en un mundo de placer del que no podrás escapar jamás. Es su irresistible mirada de ojos claros que te ordenan no apartar la vista de él, su picarona sonrisa que le dibuja una arruguita en los mofletes que provoca que su fino y apetitoso labio superior suba por encima de sus dientes, mostrando una sonrisa blanca.
Cuando no sonríe y se pone serio, enarbolándo su gorda y dura polla con una mano, su mirada toma otro cariz, sugiriendo que bajes a comerle toda la polla o que abras el culo para que te la pueda colar entera. Es muy gorda, está rodeada de venas y completamente descapullada, confiriendo fuerza a su impresionante cipote que se alza al viento reclamando un agujero donde meterse.
La tercera mirada de Jonas es amable, acompañada de una sonrisa relajada. La usa para elevar su culete, para agarrar sus dos nalgas con ambas manos, separándolas para enseñar su ojete y decirte que a él también le gusta que le den. Todo eso siempre que puedas desprenderte de la calma y el amor que transmite su mirada para ponerte detrás de él y robarle su apretado culito.
Ahora ya sabes que puedes elegir. Quedarte mirándole eternamente, hipnotizado por esos ojazos claros verdes grisáceos y una carita guapa, inflarte el culo con su robusta y venosa polla erecta, gozando de su definido cuerpazo o sentir la inestimbale caricia de la rugosidad de la entrada de su agujerito en el tronco de tu polla, el apretujón de sus nalgas tragándose tu miembro. O puedes tenerlo todo y llevarte como regalo la sonrisa de un tio guaperas que acaba de correrse encima, dejándose la leche caldosa formando charcos por debajo de su ombligo.