Preparando su primer café de la mañana, Alex se preguntó de qué coño iba la juventud de hoy en día. Su sobrino Ama se pasaba todo el día pegado al móvil, con chats, música, vídeos y jueguecitos. Y había otra cosa a la que también dedicaban su tiempo. De hecho, durante ese par de días que su hermano le había dejado al cargo de su hijo, ya había escuchado algunos gemidos sordos tras la puerta de su habitación y del baño.
Alex no podía reprocharle nada. Al fin y al cabo, todos a su edad habían hecho lo mismo. Mientras pegaba le primer sorbo de café, no se dio cuenta de que Ama se amasaba el paquete mirando a su tio y luego se levantó para insinuarse abiertamente ante él. Lo cierto es que su tio estaba de buen ver y lo que le había excitado era verle recién levantado con la parte superior de la camisa desabrochada.
Se deshizo en elogios hacia sus pectorales y empezó a tocarle. Alex le dijo que no era buena idea, no obstante había entre ellos un salto generacional de veinte años y lazos familiares, pero Ama quería experimentar cosas nuevas, que su tio le enseñara. Escuchar de su boca que podían hacerlo sin que nadie se enterara ya que su padre no estaba en casa, hizo que a Alex se le pusiera morcillona y se abandonara a la idea tan cachonda de follarse a su sobri, que tendría que tener un culito bien apretado para desfogar de buena mañana.
Fueron al sofá, Alex se sentó y se dejó sacar la polla de los calzones. Mentiría si dijera que no le gustó que su sobrino le empuñara el rabo fuertemente con la mano y deslizara el puño hacia arriba y hacia abajo lentamente haciéndole una paja. Para que no le diera cosa pensar en él como en su tio, Ama le pidió que se quitara las gafas, así podría mirarle con otros ojos, como hacían los ciudadanos de Metrópolis con Superman.
Sin gafitas estaba incluso más potente y tenía una pintaca de daddy empotrador que a Ama se le abrió el ojete del culo al instante. Le regaló un pajote a su tio incrementando la marcha, desmembrando con su mano ese pollón tan largo y gordo que tenía. A eso le siguió la mamada. Esa cabecita con pelazo de rizos negros subiendo y bajando, tragándose su miembro.
Le encantaba apretar fuerte con los labios, devorar el cipote y replegar el pellejo del frenillo hacia atrás. Bien empapada en saliva, mientras Ama tomaba su primer respiro como chupa pollas, Alex inclinó su rabo hacia su cara contoneándolo para que le impresionara su longitud y su tamaño y Ama no pudo resistirse a llenarse de nuevo los mofletes.
Hasta ahora todo había sido como un juego entre amigos, cosas que podrían hacer dos hombres enfrascados en el fragor de la batalla, llevados por la calentura del momento, pero Alex estaba a punto de cruzar la línea de la que no habría vuelta atrás. Ama se puso a cuatro patas en el sofá dando la espalda a su tio. Iba bien preparado, con unos calzones abiertos por detrás, contoneando su culito de melocotón. Ante eso, Alex no pudo evitar mancillar su tierno agujerito con un dedo y luego con la polla.
Mientras se la metía sin condón por primera vez, miró de soslayo a su sobri para ver qué tal la recibía. Al no percibir excesivas muestras de dolor en su rostro, continuó metiéndosela, se la dejó un rato dentro sin moverla para que se acostumbrara al tamaño y luego comenzó a penetrarlo lentamente, aumentando la velocidad poco a poco hasta acabar metiéndole una buena follada.
Su ano estaba tan apretadito como imaginaba. Entre eso y que su polla era bastante gorda, hicieron buenas migas. Alex se puso de pie en el sofá, resguardó el trasero respingón de Ama entre sus muslos y le enfiló desde atrás con fuerza penetrándole el culito de arriba a abajo. Puede que no debiera haberlo hecho, pero sugirió a Ama que cambiaran la postura.
Desde atrás había sido todo relativamente fácil, sin tener que mirarse cara a cara, pero frente a frente la cosa cambiaba. De cualquier forma, Alex quería regalarle lo que tanto deseaba. Si al chico le gustaba el torso de su tio, quién era él para no mostrárselo en plena acción. Ama se tumbó bocarriba, se abrió de piernas y su tio se introdujo nuevamente dentro de él dándole cañita.
Ahora tenía su cuerpazo cerca, a un palmo. Pudo ver sus abdominales marcados, sus pectorales, sus fuertes biceps con los brazos a cada lado de su cuerpo, impidiéndole escapar. Su tio estaba encima de él en posición de flexiones dándolo todo, entregado por completo. A Ama le encantó poder sustituir la paja mañanera por una igual pero con el culo relleno de rabo.
Hubo caricias y algún que otro beso cuando por un momento se olvidaron de los lazos que les unían. Esas muestras de afecto llenaron el espíritu de Ama, que agarró su larga pija, se masturbó fuerte y se corrió encima a chorrazos, soltando toda su descarga de lefa caldosa. Alex se pajeó encima de su cuerpo y unió su leche a la del chaval, la suya más espesa y grumosa. Ama miró hacia abajo y vio su torso llenito de lefa. Pasó la mano por encima y la deslizo por toda esa leche. Se fijo especialmete en la que se había quedado entre los dedos de su tio con la mano que había usado para cascársela, bien espesa y pegajosa. Alex acercó la mano a su cara y se la enseñó, separando los dedos para que viera lo consistente que era la miel de sus pelotas. Calcio del bueno.
Nota: Las imágenes, el vídeo y el texto reflejan una obra de ficción. Los actores no tienen ninguna relación de parentesco real.
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