Queridos Reyes Magos:
Me llamo Valentin Amour. Todavía no me he decidido a cuál de los tres entregar esta carta, pero creo que el que mejor podría entenderme es Baltasar. No es por desmereceros, Melchor y Gaspar, pero es que el regalo, el deseo que quiero este año con todas mis ganas no habría nadie mejor que él para comprenderlo. He estado mirando los vídeos de la web de Fucker Mate y mi culo necesita de forma urgente el gigantesco pollón morenote de veintidós centímetros del surinamés Cherr Brown. Después de Oskar Ivan y Manuel Reyes, yo quiero ser su tercer rey al que clave la polla.
Quiero saber qué se siente al tener a ese tiarrón musculoso y potente delante de mí. Sé que cuando eso suceda se me pondrá bien tiesa, con el pito empujando hacia adelante en la huevera y mi cuerpo ardiendo de deseo por sentir el contacto de sus manos, mis labios el contacto de los suyos, su lengua entrando por mi boca. Mis piernas flaquearán y me quedaré de rodillas. Entonces podré ver su enorme y largo pene saliéndose por un lateral de sus bermudas cortas, moreno, gordísimo, lleno de venas, con el pellejo todavía recubriendo su glande, como una buena longaniza esperando a que alguien se la coma.
Sacaré la lengua, recogeré la punta de su gigantesco miembro con ella y conduciré ese rabaco dentro de mi boca para degustarlo como el mejor de los comensales. Sé que al principio estará tan blandita que podré tragármela entera, hasta los huevos, llenándome la boca de rabo, pero luego crecerá a lo largo y ancho, más todavía y me costará plantar mi barbilla en sus enormes cojones.
Ay Baltasar, te lo pido porque no sabes lo mucho que me gustan los hombres con esas enormes vergas borrachas, tú me entiendes, de esas tan grandes y gordas que no pueden aguantar el peso de una buena erección y terminan cayendo por su propio peso. Lo que disfruto mirando cómo se mecen entre las piernas de sus dueños no está escrito.
Quiero ofrecerle a Cherr mi hermoso culazo, sentarme encima de su cara y sentir cómo esos gruesos labios que tan bien saben besar, hacen el vacío a mi tierno agujero como si fueran un desatascador del amor. Quiero sentir su lengua húmeda repasándome el hueco, pasar mi rabo blanquito entre mis piernas y saber qué se siente cuando esos buenos labios atrapen mi polla y la calienten mientras la friccionan con placer.
Lo que más deseo es convertir ese encuentro en una noche de bodas. Quiero ser el novio que se abra de piernas encima de la cama, viendo cómo su chico se coge el pene y lo conduce hacia el agujero. Sentir el momento en que su enorme barra penetra por mi cuerpo a través del culo, mirarle a los ojos, conectar aunque sea unos segundos para después recrearme en cada músculo de ese torso que no dudará en joderme a pollazos a base de bien.
Para cuando haya gozado de mi culo, la tendrá bien hermosa. Quiero meterme entre sus piernas y comérsela así, toda enorme, tan gorda que no me cabrá en la boca, que me azote con ella y me deje sentir lo que es que te den una buena paliza con la verga, disctando sentencia, dejando claro quién la tiene más grande.
No me pienso reprimir. Sin pensar en los vecinos, voy a gritar tan algo, a gemir tan fuerte como lo sienta. Sé que cuando lo haga, se pondrá cachondo, lo convertiré en un animal y me follará el culo a saco sin pensar en que pueda hacerme daño atravesándome con esa gigantesca pollaza. Pero no le quiero todo el rato salvaje, necesito también mis ratitos de amor, que me abrace por detrás, sentir el calor de su musculoso torso en mi espalda, los gemidos apagados de su boca en mi oreja, poniéndome bien caliente.
A medida que me empotre con esa fuerza desmedida, me dejaré vencer y acabaré besando las sábanas, aferrándome a ellas con fuerza. Entonces Cherr aprovechará para endiñarme, para cobijar mi precioso culo entre sus grandes y fuertes muslos y ahí es cuando podré sentir la fuerza de su rabo, el golpeteo de sus grandes cojones fostiándome la raja.
Si es que llego a acostumbrarme al tamaño de su rabo o al placer de sentir la carga de sus pelotas golpeándome a cada pollazo, volvería a ponerme bocarriba, con las piernas arriba, entregándome por completo y aprovecharía para disfrutar del tacto de sus abdominales sudados, largando un brazo y sobándole todo mientras me folla.
Vosotros mejor que nadie sabéis que hubo un tiempo en que la gente creía que el Universo giraba en torso a La Tierra, que éramos el centro del mundo. Luego se demostró que La Tierra era la que giraba en torno al Sol. Yo sé que muchos chicos de mi clase hacen la avioneta sobre rabos así de grandes cuando se acuestan con tios bien dotados. Me lo han contado en los baños. Ellos son La Tierra y la polla es su Sol y, sin sacársela del ojete mientras les follan, de lo larga que la tienen, van girando para sentir sus miembros en varias posturas.
Yo quiero volver atrás en el tiempo, que mi pandero sea La Tierra y que el Universo de su perfecto cuerpazo moreno gire en torno a él, que se tenga que buscar la manera de follarme el agujero negro, que sude mientras lo goza metiéndome la polla a pelo. Ya me imagino incapaz de tragar más polla por el ojal, atiborrado de pene, cayendo por el borde de la cama y él todavía buscando mi agujero, penetrándome sin compasión, taladrándome desde arriba mientras me resisto a caer, todavía con mis muslos en el borde del colchón.
Como bien sabrás Baltasar, sobre todo por los niños que se portan mal, muchos piden juguetes que luego les desencantan. Sólo sabré si he disfrutado tanto como quería de mi juguete cuando me haga una paja mirando cómo me revienta. Los lefazos que salgan de mi rabo, su potencia, medirán mi grado de satisfacción. Si al menos dos o tres disparos me hacen cerrar mis ojos porque la lefa llegue hasta mi cara metiéndome un auto facial, entonces habrá merecido la pena.
Normalmente os dejo galletas y tres vasitos de leche junto al árbol de Navidad, porque imagino vuestro largo camino por todo el mundo a lomos de los camellos. Este año no, este año el que os pide leche soy yo. Quiero ver cómo Cherr se masturba en mi propia cama, cómo se pajea a mi lado, abrir la boca y sacar la lengua justo cuando se vaya a correr y dejar que desperdigue toda su leche por mi cara. Quiero acabar con la carita bien sucia, llena de mi semen y el suyo, meterme esa porra gorda, caliente y mojada por la boca saboreando su esperma, exporimiéndole hasta la última gota y con mi carita sucia mirarle a los ojos, sonreirnos y besarnos y que me lo relama todo hasta dejarla limpita.
Espero, queridos Reyes Magos, que no os haya incomodado mi deseo mientras estábais leyéndolo y si es así, con gusto me sentaría en vuestros regazos para que apartárais el traje y me la metiérais. Nada me gustaría más que ir de trono en trono dejando que os pasárais mi culo de rabo en rabo, pero eso tendrá que ser para otro año, pues mi deseo para este es el que os he contado.
Sin más y deseando que cumpláis mi deseo me despido con mucho amor,
Valentin.