Mejor que espiar entre los matorrales, el jovencito Bellamy Bradley prefería hacerlo en el agua, con sus gafas de buzo y su tubo de snorkel, mucho más sutil y evitando los cortes y raspaduras de los rosales. Le gustaban los chicarrones musculados y atractivos y en Jack Kross y William Seed encontró todo lo que necesitaba para después llegar a casa y matarse a pajas. Eso cuando llegaba, si es que antes no se la cascaba en el agua y dejaba en el arroyuelo todos sus pececitos nadadores.
Esa tarde había algo inusual en el comportamiento de esos dos. Normalmente se dedicaban a practicar el deporte de la lucha, pero ese día le pareció que se rozaban más de la cuenta, que se miraban a los ojos más tiempo de seguido del que dos hombres deben hacerlo por ley. Cuando les vio echarse cremita, uno sobre el otro rebozando todo el paquete por el culo para terminar jugando sacándose los bañadores y quedándose desnudos, Bellamy supo que ese día sí que no iba a llegar a casa sin sacar a su equipo de campeones de los huevos. A nadar pececitos!!
En uno de sus juegos, William cayó de espaldas contra la arena de la orilla, Jack le fue bajando el bañador y descubrió que su colega la tenía tiesa. No preguntó si era por él, ni siquiera pidió permiso, se la cogió con la mano y se la metió dentro de la boca. Mientras chupaba rabo, Bellamy se dio cuenta de que a Jack se le estaba formando un buen bulto en la huevera de los speedo, a punto de reventar. William colocó los dos brazos a cada lado de sus caderas, elevó el culete y se empezó a follar esa boquita mamona.
Podía pensar que simplemente eran dos colegas necesitados, pero había algo en nla forma de comer rabo de Jack que lo alejó d eese pensamiento, porque no sólo comía polla, sino que la disfrutaba, mirando a Will, sacando la lengua, masajeándole con ella el cipote. Le estaba haciendo virguerías en el capullo. Casi sin darse cuenta, Bellamy había quedado casi varado cerca de la orilla junto a una roca y el agua ya no lo protegía de las miradas. William y Jack se dieron cuenta de su presencia y salieron a perseguirlo. Bellamy corrió todo lo que pudo, más bien lo que quiso, pues hasta se recreó viendo a Will con esa pedazo pija colgando, dando bandazos mientras le perseguía.
Se notaba que esa maza le pesaba y le impedía correr con normalidad. A pesar de eso, le cogieron, lo desnudaron y se lo llevaron a la orilla poniéndole de rodillas y dejando a cada lado de su cara dos pollas erectas y grandes. Cogió primero la de Jack con tantas ganas que se la metió demasiado a fondo. El atropello del cipote penetrando su garganta casi le hizo soltar una arcada.
Mientras chupaba una, el otro no paraba de rebozársela por la cara, por el pelo, por la oreja, impaciente por tener esos labios desapullando su pija. Cada vez las tenían más grandes, más duras, más hermosas. Will fue el primero en levantarle reclamando su culo. Bellamy sabía que lo tenía redondito, blanco, deseable y siempre supo que algún macho fornido como ese acabaría reventándoselo a pollazos. Le enorgulleció que William Seed fuera el primero.
Notó la polla dura y gorda desgarrándole el ano. A ese cabronazo no le importó lo más mínimo que el hueco estuviera super apretado, le cogió con ganas y se lo folló como a una chavala, empotrándole a toda velocidad sin parar. Bellamy se aferró a la polla de Jack que le sirvió de apoyo. Joder, qué buen follador era William, menuda propina le metió por el culo, a fusilazos.
Cuando se la sacó y le dieron la vuelta para que Jack se tomara la revancha, Bellamy estaba contrariado, con los mofeltes rojos de vicio. El hombre musculoso le metió la polla hasta los huevos y se aprovechó de él. Le tumbaron en el suelo y le dieron rabo por los dos agujeros. Mientras Will se lo follaba como un misionero y Bellamy disfrutaba de las vistas de su cuerpo musculoso y sudado, Jack calmaba su posible dolor metiéndole su rabo como medicina por la boca, blandiéndole los carrillos con el cipote, dándole palmaditas en las mejillas para asegurarse de que lo estaba alimentando bien.
Bellamy no recordó haberse corrido así nunca, ni en la mejor de sus pajas. Explotó de júbilo y todavía con la polla de William dentro de su culo soltó unos chorrazos de lefa que parecía el flujo de un aspersor. Todavía con el vicio y el calentón de la corrida encima, se puso de rodillas y al instante William le metió un lechazo en la cara, mojándole toda la nariz y el bigote. Bellamy se zampó su polla cuando todavía estaba soltando lefazos.
Le guiñó un ojo desde abajo, pues no le quedaba más remedio después de haberle dejado ciego y se rebozó todo su pollón por la jeta. Jack tenía la polla morcillona, casi de goma y se corrió sin apuntar, desperdigando su lefa sin atino. Bellamy les miró a los dos, esperando que disfrutaran de su guapa carita llena de semen. Bellamy estaba bien contento porque a partir de ahora sus pececitos no nadarían solos.