Las festividades navideñas ya han pasado, pero pocos días más tarde es el cumpleaños de Enzo Lemercier y eso hace que la casa siga llenándose de regalos. Esa misma mañana acababa de encontrarse una caja gigante al lado de la cama, nada más despertarse con la mamada de su colega Paul Delay. Ya tendría tiempo de abrirla, pero lo primero era descargar los huevos sobre la boquita, que para eso se había quedado en su casa diciendo a sus padres que iban a estudiar mucho. Sí, a estudiar polla.
Estaba tan a gustito con la comida de rabo, que ni prestó atención a Paul cuando le dijo que había visto moverse la caja del regalo. No quería que interrumpiese la chupadita tan maja que le estaba dando. Pero bueno, al final se puso tan nervioso que le dio la razón y dejó que la abriese para ver qué había dentro. Resulta que el cabronazo del otro colega, Abel Lacourt, les había estado espiando por un hueco. Nadie en el grupo de amigos sabía que Paul y Enzo se lo hacían juntos, así que ahora tocaba hacer guardar el secreto a Abel, al que le dejaron tocar y mirar hasta que estuvieron seguros de que no contaría nada. Una vez asegurado el secreto, Enzo le dejó meterle el rabo en el culo y sellaron su pacto con una regada de lefa sobre la jeta de Paul.
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El viajecito a las afueras está haciendo que Matteo Lavigne, Paul Delay y Kevin Ventura se estén saliendo de madre. Con total libertad sin que nadie les diga qué hacer, aquello se está convirtiendo en un sueño que con seguridad volverán a repetir. Hacerse una paja cuando te viene en gana, a solas o con los colegas, tirarte a un pibe que está to bueno y gemir dejándote llevar sin importar quién te está escuchando, libertad total.
Justo cuando esa noche se iban otra vez de fiesta, al ir a llamar a la puerta de la habitación que compartían Enzo Lemercier y Abel Lacourt, escucharon sonidos de mamada y se descojonaron, porque suponían lo que estaba pasando allí dentro. Y como son unos cabrones, en lugar de retirarse, allí que entraron, pero no para joder la fiesta, sino para montarse su primera orgía en la que pusieron al rubito a cuatro patas a comerle el trío de pollas hasta dejarle triple sabor de leche en todos los morros.
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