Boca abajo sólo con los calzones puestos en la cama, Alec Loob lleva ya varias horas durmiendo la mona y el perrete de Angel Garcia no aguanta ni un segundo más sin estar al lado de su amo. Es lo que tiene esto de tener mascotas, que cuando a tí te apetece jugar con ellas tienen que estar de buenas, pero con lo que no cuenta Alec es que tener un perrito implica también que tú estés ahí cjuando él tenga ganas de divertirse. Y si no, haberlo educado mejor.
Le lame los pies, se restriega el rabo por ellos, le pone los huevos en los talones y cuando ya ha conseguido despertarlo, le quita los calzones y le relame todo el canuto como si fuese el mejor hueso que ha probado en su vida. Así a cabezazos, machacándosela con la testa, poniéndosela cada vez más y más dura. No habrá aprendido a obedecer, pero sí que sabe que frotanto y frotando, al final de allí sale un néctar que le endulza toda la boca.
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