La tensión se palpa en el ambiente. Dos machos dominantes frente a frente como nunca antes. Como si intentasen marcar su territorio, entran en una batalla cuerpo a cuerpo, con los torsos desnudos, cada uno mostrando de la pasta que está hecho. Y mientras ellos luchan, nosotros los espectadores nos sumergimos en un mar de dudas, preguntándonos quién arqueará la espalda antes, quién se rendirá finalmente y empezará a comerse la polla del otro.
Paddy O’Brian, el inglés follador de culos, una pedazo bestia al que no es fácil pillar con la retaguardia indefensa. Jean Franko, el latino que sabe cómo hacer que los tios se rindan ante sus besos y le pongan el culo en pompa para que él los desflore con su tremenda y gigante verga. Los dos ya saben lo que es tener una polla dentro del culo, pero ante otro macho similar, ninguno quiere dar su brazo a torcer y perder esta refriega.
Al final es Jean Franko el que se deja seducir, pero no le va a poner las cosas fáciles. Se agacha y le come toda la polla, no sin antes darle un buen repaso con la mirada, observando ese capullo enorme que destaca sobre un rabaco ya de por sí gordísimo. Jean Franko es un tio grandote y no le amedrentan las grandes pijas. Se las come de un bocado y hace que se derritan entre sus manos.
Si quiere su ojete, antes Paddy tendrá que abrirse de piernas también. El machote levanta su culo peludito y se lo ofrece enterito para que le repase la raja y el agujero con la lengua. Ahora sí Jean Franko es todo suyo, él y el pedazo de culo que tiene, follable hasta decir basta. Primero aguanta una cabalgada y cuando se pone a reventarle el ojal follándole por detrás, a los pocos minutos se encuentra con el irresistible placer de sus pelotas pidiéndole desalojar los lefotes.
No es fácil rendirse ante otro macho, pero cuando se hace, hay que hacerlo bien con todas sus consecuencias. Y no hay mejor forma de mostrar la rendición que poner la cara para que te la embadurnen de semen blanquito y espeso. Jean Franko lo acoge en su barba. Como buen macho, sabe lo que a otro le gusta el cerdeo.
