Cosas de la vida, así había terminado tres tios encima de una cama, completamente empalmados y con preferencias sexuales perfectas para encajar y complementarse unos a otros. Max Arion el macho activo con una polla enorme y gorda entre las piernas, Dakota Payne, el más jovencito de los tres, versátil, con un culazo tragón y una buena barra de carne y Edison Fuller, de cuya pasividad estaban ellos dos gozando en ese momento, metiéndole unas cuantas bolas por el ano.
En cuanto Max se quedó de pie sobre la cama, Edison y Dakota acudieron a su rabo como pollitos hambrientos. Edison se apropió de la polla, abriendo la boca como nunca lo había hecho, debido al grosor de ese miembro enorme e imponente. Dakota, esperando el turno para lamer ese delicioso manjar, se adueñó de las pelotas, lengüeteándolas y meneándolas entre sus labios para crear el caldo en sus cojones.
El cabrón de Edison estaba tan hambriento que Dakota le cedió hasta su turno, se coló por debajo de su cuerpo y se lo folló sin condón mientras el otro merendaba rabo. El único con derecho legal a petarse dos culos a placer era Max. A Edison se lo folló penetrándole de pie sobre el colchón y para follarse a Dakota, lo hizo de lado, tumbado sobre la cama, mientras los tres se enzarzaban en un trenecito sin condones, con Dakota disfrutando de la versatilidad de recibir y dar a partes iguales, con lo que a él le gustaba compartir.
Era una puta cerdada estar los tres tios unidos por sus pollas, mirándose unos a otros, intentando discernir si el de delante y el de atrás sentían el mismo placer que ellos, acercando sus caras, echándose el aliento y los gemidos, a punto de dejar que sus enormes rabos estallasen por el cipote en un mar de fuegos artificiales. Dakota fue el primero en desenganchar su vagón, rociando de leche la raja del culo de Edison. El trenecito era tan sólo el inicio de una ristra de folladas y desleches que estaba a punto de comenzar.
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