Pietro Duarte y su compinche Ethan Chase jamás imaginaron que esa tarde, en la que perpetraron un pequeño robo vandálico de poca monta, terminaría con ellos dos en un puto garaje abandonado, obligados por un poli de barrio llamado Damon Heart, a comerse los rabos y follar.
El hijo de puta les tenía bien agarrados por los machos y con esa cachiporra colgando del cinturón y la pipa a la altura dle bolsillo, cualquier ano le hacía caso. Les sentó en un banco, se abrazó a ellos y entre casi susurros, en voz bajita, les dijo todo lo que quería que hiciesen para él. Que Pietro estaba más rico que un quesito no hacía falta ni decirlo y por eso fue a él al primero que le propuso enseñar la pija.
Quería verle desnudito, ver cómo su compañero le comía la polla morena hasta dejársela tiesa, pasearse alrededor de ellos mientras se le ponía dura y aprovechaba para rozar con su mano el bonito y redondito trasero de ese guaperas. Damon había descubierto hacía tiempo la forma más fácil de hacérselo con tios que ni por asomo se hubieran enrollado con otro hombre. El uso de su autoridad se la ponía morcillona.
Como primer plato se folló a pelo el culo y la boca de Ethan. Cuando pillaba a dos, a menudo se follaba primero al que le gustaba un poco menos, recreándose la vista y congeniando con miradas y roces con el otro tio al que realmente deseaba dar la propina de sus huevos. Con el pito bien duro a punto de reventar, puso a Pietro a cuatro patas sobre el banco y se la metió sin condón por ese culazo que era la puta hostia.
Tan musculoso, tan guapo, deseaba meterle la polla hasta los huevos, mirando cómo se llenaba la boca del rabo de su compañero hasta atragantarse. Tomó un respiro dejando que Ethan petase el culazo de su compi ladronzuelo, pero se arrepintió cuando tuvo esa boquita guapa y el bigote rozando la piel de su pene. Sin poder contenerse, puso a los dos de rodillas, se masturbó soltando una fuente de chorrazos de leche y les hizo acercar sus bocas para darles de beber. Les dejó irse de nuevo en la furgo, con la mercancía robada a cambio de dejarles los morros llenos de leche de poli.