Desde el piso de Flex hay unas maravillosas vistas de la ciudad, pero cada vez que se levanta medio empalmado por las mañanas, lo primero que hace es dirigirse hacia los ventanales y enfocar su telescopio hacia una estrella que le encanta observar en pleno día. No es un famoso cantante, no es escritor de bestseller ni un rostro famoso de la televisión, es un simple trabajador en las oficinas de enfrente que va vestido de traje y corbata y que le pone super cachondo con lo guapo que es, la barbita y porte de macho.
Se deleita la vista durante un buen rato, siempre a la misma hora, antes de que se marche de negocios, casi se sabe su agenda completa. Y cuando se marcha, Flex aprovecha para volver al colchón, cerrar los ojos y conservar en su retina lo que acaba de ver mientras se saca la chola y se hace una intensa y placentera paja a su salud imaginando que prueba esos apetitosos labios a la vez que le quita la corbata, que implora su perdón agachándose poco a poco hasta que llega a su bragueta y va bajando la cremallera, sin dejar de mirar su cara también impaciente. Mete la mano en el hueco y toca algo que le encanta. Con los dedos se ayuda para sacarla fuera y no puede resistirse al olor dulzón de una polla larga y rica sacudiendo sus fosas nasales, obligándose a comer cada apetitoso centímetro del rabo.
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Pero aquel día iba a ser diferente. El reflejo del sol le jugó una mala pasada ese día soleado y el destello llegó a ojos del hombre de negocios, que por primera vez miró hacia arriba e hizo que el corazón de Flex se revolucionara. Retiró el telescopio con los nervios antes de poder ver que el chico no estaba molesto, al contrario, le lanzó una sonrisa desde la ventana. En unos minutos conocería el sabor de esos labios soñados y de su deseada polla, la lengua surcando su ojete y un enorme rabo cubriéndole el trasero, dejándose follar por aquel macho del pendiente que le volvía loco y que le trajinaba el culo como un salvaje. Pero antes de eso se saludaron con la mano, como caballeros. “Buenas, me llamo Enzo Rimenez“, le dijo.
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