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Collin Simpson se folla el culazo de Kaleb Stryker en el ático | MEN

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Todas las casas esconden sus secretos mejor guardados. Nate Grimes estaba a punto de descubrir el que aguardaba en la casa de sus abuelos. Una pequeña caja fuerte en el ático con una cinta antigua para el proyector. Le encantaban ese tipo de secretos y se puso nervioso montando todo el tinglado hasta que se proyectaron las primeras imágenes sobre la pared de fondo.

Había un chaval llamado Kaleb Stryker sentado en un sofá, con los ojos vendados. Otro tio llamado Collin Simpson, bien fuertaco el cabrón, sobaba demasiado el cuerpo del otro, más de lo que podían permitirse dos colegas, por mucho que se conocieran de toda la vida. El grandullón salivaba sobre los pezones del otro que estaba sentado mientras este se magreaba la polla por encima de los calzones.

¿Era una erótica? ¿Sus abueletes tenían una porno a buen recaudo? ¿La verían juntos para ponerse cachondos todavía a pesar de su edad o en su juventud su abuelete disfrutaba viendo estas cosas? Eso parecía superar los dos rombos de antes. Kaleb se sacó la picha. Bien larga que la tenía. Se masturbaba, se abría de piernas, todavía con los ojos vendados, disfrutando del masaje.

Entonces el grandullón se puso de rodillas y empezó a mamársela. A Nate se le puso tan dura que como pudo se levantó a entornar la puerta del ático para que su abuela, que le estaba buscando por toda la casa, no le pillase. En ese momento Collin estaba succionando la huevera de ese guaperas, se había puesto de pie con la picha bien tiesa y se había acercado al otro muchacho para pedirle que se la chupara. Le devolvió la mamada metiéndose esa polla gorda por la boca y también le chupó los huevos.

Collin se sentó en el sofá y Kaleb sobre sus piernas. ¿Era esta escena de la época del precondom? Nate no podía distinguirlo aunque la cinta era de muy buena calidad, pero disfrutó cada segundo en que Kaleb se iba insertando ese pollón por el agujero, a pelo, gimiendo de gusto y dolor al sentir cómo su ano se expandía al paso de ese pollote.

Por debajo de las caderas y por encima de los muslos, el culazo de Kaleb era más blanquito que el resto de su cuerpo y eso lo remarcaba aún más, aparte de lo redondito y jugoso que era. Collin le agarró de las dos nalgas y lo culeó desde abajo metiéndole unos buenos pollazos. Cuando Kaleb se puso de rodillas en el sofá dejándose dar por detrás, Nate imaginó que la polla debía entrar muy justa, a juzgar por la fuerza que Collin tenía que aplicar en cada nalgada.

Cuando Kaleb se tumbó para ser follado bocarriba y comenzó a pajearse, Nate ya sabía lo que estaba a punto de pasar. Se aseguró de que su abuela ya no le estaba buscando y de que la puerta seguía entornada, se sacó la polla de la bragueta y acompañó a ese chaval desconocido en su masturbación. Un lefazo alto salió disparado de la polla de Kaleb hacia su pectoral. Le salieron otros tres fogonazos bien cargados repletos de leche dándole un zasca en toda la jeta.

Al ver el espectáculo, Collin sonrió alabando sus fuegos artificiales, sacó la polla de su culo, cerró los ojos de gusto y se corrió sobre su brazo. Un montón de lefa calentita y blanca. Recuperado de la paja que acababa de hacerse, Nate miró a su alrededor. Estaba completamente desnudo, tenía la corrida encima y la luz del proyector titilaba. ¿Qué coño acababa de pasar allí? Juraría no haberse quitado la ropa, pero esa película había conseguido borrar alguna parte de sus recuerdos.

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