Dos pajotes seguidos que llevaba Nate Grimes, pelándosela en el ático mientras su abuela le estaba buscando por toda la casa. El corazón se le aceleraba al recordar el musculoso cuerpazo de Collin Simpson, su portentoso culo, su gordísima polla y la forma en la que la sumergía en los hambrientos culazos del chulazo Blaze Austin y del guaperas Kaleb Stryker.
Y a pesar de haberse cascado dos buenas gayolas, todavía tenía el pito tieso sobresaliendo por encima de sus vaqueros. Abrió más tapas de cintas, pero ya no había ninguna otra, así que tuvo que conformarse con sentarse en el sofá y cascarse la tercera tirando de los recuerdos y de su imaginación. Imaginó qué él era el tercer chico, otro más de otra cinta.
Se dio a sí mismo el placer de desnudar a Collin, desamparándolo de su ceñida camiseta, descubriendo sus musculosos biceps, sus prominentes pectorales peludos y se agachó para quitarle el cinturón, desabrocharle los botones de la bragueta y mirar cara a cara a ese pollote que no tardó en meterse a trangullones dentro de la puta boca.
Se puso las botas magreando con los labios la verga venosa y dura y se dejó las babas que ya rezumaban por los huevos. Ni de coña pensaba quedarse atrás y ser menos que los dos tios a los que había visto mamársela antes. Hizo un poder y se la encajó en la mismísima garganta besándole los cojones y consiguiendo los halagos de Collin, que bien contento con su polla metiéndose por un hueco demasiado estrecho, meneó el culete para ver si podía metérsela aún un poco más.
Los otros dos tios la tenían bastante larga, pero Nate no era menos que ellos. Notó cómo Collin no apartaba la vista de su entrepierna mientras se desnudaba y le cilimbreaba la polla. Se acercó, se puso de rodillas en el sofá donde estaba sentado y se la dio de comer. Al sentir su mano caliente y fuerte y su boca húmeda, se le puso más dura todavía.
Saciado de rabo, Collin le propuso cabalgar como un buen vaquero, se tumbó en el sofá y dejó que Nate se empalara en su polla desnuda dispuesto a montarla. Con todo el pollón dentro, Nate se deshizo de gusto y se inclinó para besar a su macho. No era sólo el gustazo de la polla entrando y saliendo por su interior, era la paliza que ese cabrón le estaba metiendo en las nalgas, cacheándoselas una y otra vez con los muslazos que tenía y su potente culo.
Nate la quería mucho más adentro. Se levantó para ocupar el lugar de Collin, que a punto estuvo de pedirle un favor de colegas al ver el pollote de Nate larguísimo y empinado, pero en cuanto Nate se tumbó justo donde él estaba un momento antes y se abrió de piernas elevando el culete, no pudo decir que no a ese postre. Acopló el culazo entre sus muslos y le encajó la polla sin condón.
Le dio por culo como un perraco, por detrás, lamentando no poder ver cómo se meneaban su picha y sus huevos entre sus piernas cada vez que le jodía el ano. Qué tio tan fuerte. Collin le sentó con el culo apoyado sobre su vientre, le plantó las manos en las nalgas y se lo folló en volandas sobre su cuerpo. Nate le ofreció a Collin su culo para correrse. Collin sacó la polla y le vistió de blanco la parte superior de la raja del culo.
Recién corrido, se la volvió a meter por detrás. Nate se la estaba cascando a cuatro patas. Era todo tan real, pero a la vez no lo era. En mitad de la corrida regresó al sofá del ático, donde la tercera ración de leche bañaba su torso y donde descubrió de dónde provenían y de quién eran esas películas.