El chulazo que estaba detrás de él dándole por culo a pelo, frenó la follada y empezó a gemir. Hoss Kado miró hacia atrás y por primera vez vio la cara de ese tio mientras descargaba toda la leche dentro de su aguejero. Era una bonita forma de conocerse. Pudo ver cómo daba un paso atrás. La polla chorreando lefa salía de su interior y después de descargar, el tio se fue tal y como había entrado en la habitación, totalmente desnudo y con la minga colgando.
Hoss continuó con el culo en pompa bañado en leche sobre la cama. No se acordaba ni con cuántos tios había quedado para que se lo follasen así, uno tras otro, dándose la alternativa. Tios a los que no les importaba meter la polla en un agujero cremoso que acababa de ser usado. La fantasía de Hoss de convertirse en la puta de todos, estaba dando sus frutos. Cada tio que pasaba era más guapo y estaba más bueno que el anterior. No sabía si Roman Todd sería el último en preñarle, pero estaba tan bueno que necesitaba disfrutarlo a tope.
Tatuadito, guaperas, con unos pectorales y biceps de lujo, Hoss recibió su polla sin condón como si fuera la primera. Roman tenía algo mdiferente a los demás, un algo salvaje que le llevaba a follar culos de forma casi demancial, machacando y arrastrando su polla por el ojete hasta cascarse los huevos. Hacía un buen rato que Hoss había aguantado el tipo sobre la cama, pero no pudo resistirse a hacer de todo con ese chulo, a sentarse sobre sus piernas y saltar sobre su verga, a comerle toda la polla hasta atragantarse. Una polla que tenía el sabor de todas las corridas de los tios anteriores que le habían fusilado el culo.
Por primera vez esa tarde de locura se dejó follar cara a cara. Se suponía que todo iba a ser anónimo. Llegar, meter el rabo a pelo, descargar y marcharse. Con Roman no pudo aguantarlo. Tenía que mirarle cara a cara, ver esos gestos de su cara que le ponían cachondo, el contorno de sus perfectos músculos dibujados por la ténue luz de la habitación. Disfrutó cada segundo en que el cuerpo de Roman se quedó quieto, con sus atractivos abdominales en tensión, el temblor de su cuerpo mientras se corría dentro de él. No sabía si quedaban otros esperando su turno, pero ese tio ya había valido por muchos.
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