Mientras le habla en inglés, Carlos Effort mira fijamente a Andrei Karenin. Entiende apenas la mitad de las cosas que le dice, por mucho que le hable a un ritmo pausado que permite llevar medianemente una conversación, pero suficiente como para saber que los dos están deseando follar. Puede que Andrei no se haya dado cuenta ni él mismo, pero al acercarse a Carlos que está tumbado en la cama con el torso desnudo, se le levanta la polla y tira hacia arriba de la toalla qque lleva puesta.
El cuerpazo de Carlitos es una puta delicia. Se tira encima de él y se lo come a bocados y lametazos como si fuera el postre. Un mordisco al pezón por aquí, una esnifada y un lametazo amplio al sobaco por allá. Le levanta los brazos. Le encanta tener a un tio cachas con los brazos hacia arriba, marcando un torso fonido, marcando pectorales.
Carlos se rie nervioso, con la cara roja. A Andrei ya se le ha caído la toalla del todo, tiene el pito durísimo y su mano ya va directa a tocar el paquete de Carlos. Carlos se pone cariñoso, le ha tocado la zona sensible. Tiene la cara de Andrei a tiro de piedra, eleva un poco la cabeza y le pega un morreo. Le gusta que un tio sepa tocar donde hay que tocar y cuando tiene que hacerlo.
Lo siguiente que chupa Carlos no son unos labios sino una buena polla. Con esa carita de chavalote guaperas, pone cualquier polla bien recta. Está claro que esa mañana Andrei se ha levantado más caliente que el pico de una plancha, pero la presencia de Carlos semidesnudo en la cama le ha puesto aún más cachondo. Carlos quiere ver hasta donde llega el deseo que le tiene. Se pone a cuatro patas y se abre de piernas.
La lengua de Andrei no tarda en plantarse y jugar con la raja de su culo y su esfínter. En segundos ya está de rodillas detrás de él a punto de darle por detrás. Carlos siente su durísima polla caliente en la entrada del culo y sonríe de nuevo. Se le dibuja ese hoyuelo en los mofletes al cabrón. Luego relaja las facciones y se dedica a disfrutar de cada centímetro de polla que le penetra sin condón.
Andrei comienza metiéndosela lento, asegurándose un hueco dentro de ese chaval al que ama. Enchufado en su rabo, Carlos va rotando su cuerpo sobre la cama, primero de lado y luego bocarriba. Andrei se lo folla a la par que le lame los sobacos. Tanta buena energía hace que Carlos termine haciéndose una paja, dejándose la leche en la ingle.
Se suelta la chorra justo en el mejor momento, cuando la lefa le cuelga del dedo gordo y otro chorrete le cuelga de la punta de la polla, como una tira de pegamento entre el cipote y su vientre, estirándose y contrayéndose con el meneo de Andre que todavía se lo sigue trajinando. Lo que Carlos sientre en sus nalgas cuando Andrei se la saca y se corre en ellas es parecido a un cosquilleo, convertido después en una sensación parecida a cuando sales de la ducha con la raja del culo mojada. Solo que esta vez no es de agua.
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