La noche de nochevieja es como una balanza entre el mundo que se va y el que viene, una noche en la que muchos recuerdos confluyen y que coloca a la gente de un lado, del otro, a veces de los dos. Calhoun Sawyer está del lado de la balanza del nuevo año, intentando animar a su novio JJ Knight que parece haberse quedado rezagado en el anterior.
Las palabras de ánimo no parecen servir de nada, como tampoco la botella de champán que JJ abre con la esperanza de contagiarse de algo del espíritu navideño. La noche tiene pinta de ser una auténtica tortura hasta que ven por la tele la guarrada del informativo, con el presentador Reese sacándose la polla y el cámara comiéndole todos los huevos. Calhoun, todo emocionado, sale disparado del asiento acercándose a la pantalla para no perder detalle. Lleva los pantalones tan holgados que ni se da cuenta de que se le caen por la cintura y al agacharse se le ve todo el culazo.
Esa era la chispa que JJ necesitaba, como magia. Se queda embelesado mirando su precioso culito, tiene la botella de champán en la mano, imagina que es su polla, la descorcha, la espuma sale a presión y el tapón sale disparado con tan buena suerte que se encaja directo en el ojete de Calhoun. JJ se agacha, separa sus nalgas con ambas manos, coge el tapón con los dientes y le desatasca el culo, aunque pienza atascarlo con algo mucho más gordo, más grande y que le gusta mucho más.
Cuánto echaba de menos Calhoun a su macho. Hacía días que no veía esa pirula ponerse gorda y tiesa, tan grandota. Cuando JJ Knight se levanta y se la saca por encima de la goma de los gayumbos, Calhoun se vuelve loquísimo y no para de darse cachetes en el culo pidiendo a gritos que se la meta. Después de tanto tiempo tiene el culo cerradísimo y le cuesta que entre, pero bastan unos segundos, el calor de ese cipotón rozando la entrada, para hacerle un hueco dentro de él.
Después de ver el informativo, cuántos más como ellos se lo estarán montando. Pensando en la idea, Calhoun se monta sobre las piernas de JJ y le cabalga. Él tampoco va mal dotado. Tiene un buen burrito entre las piernas, de los morcillones y gordos. En lugar de cogérselo, prefiere dejarlo ahí rebotando arriba y abajo, que se divierta. Le encanta azotar los huevos de JJ con la minga.
Aprovecha que se levanta del sofá para mamarle la polla. Adora lo larga que la tiene, esa forma de boomerang ligeramente torcida hacia la derecha. Da igual que la tenga flácida o dura, su pito siempre mira hacia ese lado. Sabe que no puede con toda, pero lo intenta. Saca la lengua chupándole el tronco por debajo para hacerle hueco y no le importa atragantarse un poco. Tarde o temprano terminará consiguiéndolo.
Nunca vienen mal las babas extra de un mamoncete cuando te propones seguir follándotelo a pelo. Vuelta al plan inicial, juntitos en el sofá, solo que en lugar de ver una peli, van a disfrutar de la suya propia. Le hace la cucharita por detrás, se la mete y le ama no precisamente en silencio. Ahora JJ está más animado y se lo hace todo. Se la mete y le hace paja, todo a la vez.
Sentir su manaza agarrándole la polla, metiendo presión, hace que Calhoun se venga arriba y se corra encima. Suelta tal cantidad de leche que parece increíble que tuviera tanta en los huevos. Y cuando parecía que ya había soltado hasta la última gota va el cabrón y suelta un lefazo que le pringa hasta la cara. No se ha recuperado del todo cuando JJ se acerca con su gigantesco rabo entre las manos y, a la vez que suenan las doce campanadas y el confeti sale disparado, JJ le mete un facial que se le queda goteando leche por la nariz, directo al pelo y la frente, taponándole las napias, colándose por su boca. Así sí, un brindis con champán y lefa, feliz nuevo año y que le follen al 2020.