Las nuevas tecnologías, las videoconferencias, habían llegado para quedarse. A pesar de estar en casa, Marcos Oliveira se arregló para asistir a una, de camisa, traje y corbata, pero al mirarse en el espejo, pensó que lo único que saldría en el vídeo sería la parte superior, así que se puso cómodo sacándose los pantalones y quedándose en calzones de cintura para abajo.
Debería haber contado con que su compañero de piso Javi Gray era bastante salidorro. El chaval estaba buenísimo, era más guapo que las pesetas y no había noche que Marcos no escuchara rugir los muelles de la cama y golpes y gemidos tras las paredes porque se los llevaba a todos de calle. Al verle desnudito y apreciar su paquete, Javi se quedó mirándole la entrepierna, apoyado en la pared del pasillo y mordiéndose el labio inferior como seña de lo mucho que le gustaba lo que estaba viendo.
La idea de gatear por debajo de una mesa, meterse entre las piernas de un tio y comerle todo el miembro mientras otros miraban, le excitó tanto que acabó por hacerlo. Marcos hizo como que se resistía, porque el momento obliga a ello, pero en el fondo estaba disfrutando del sonido del descorrer de la cremallera de la bragueta, de cómo otro hombre le sacaba el rabo morcillón y se lo comía.
Al principio la amasó con los labios, dejando que creciera dentro de su boca y para cuando la tuvo lo suficientemente larga y dura, los cabezazos de Javi se incrementaron, proporcionando a Marcos una placentera mamada que le hizo volverse loco, quitarse la chaqueta, poner a Javi mirando hacia el frente y follárselo por detrás.
La polla entraba indecente y sin condón por su esfínter, cada vez más dura y empalmada y es que Marcos no podía obviar lo guapo y lo bueno que estaba ese tiarrón, esa carita deliciosa que le creba leche en los huevos, con la barbita arreglada y el bigote, de pelos bien negros, enmarcando su rostro y sus deseables labios. El primer folladón le sirvió para desfogar. Luego le puso a mamar polla, apreciando, además de su agradable cara, ese fornido torso de machote de pelo en pecho que se quedó al descubierto cuando se desabrochó la camisa.
Se lo llevó a la habitación para follárselo y le dejó cabalgar sobre su rabo de lado, a posta para poder ver todo ese cuerpazo, para poder sentir toda la larga salchicha y los huevos colgando que tenía ese mamón, rebotando encima de su muslo. Se puso encima de él y se la metió frente a frente, gozando de su presencia. Cuando Javi llevó hacia arriba los brazos para ajustar el cojín tras su cabeza, al ver sus biceps, sus sobacos y la majestuosidad de su musculoso cuerpo en conjunto, Marcos se corrió del gusto, disfrutando de cada espasmo involuntario que le arrancaba la leche de las pelotas, mirando a los ojos de ese guaperas que le penetraba con la mirada.
Igual que lo disfrutaron los miembros de la junta que estaban al otro lado de la pantalla, porque Marcos se había dejado la conexión encendida. Tras cada carraspeo que intentaba hacer que Marcos se diera cuenta y cortara la señal, había un tio masturbándose bajo la mesa y la reunión formal acabó convirtiéndose en la escena de una follada en directo.
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