Si alguien tenía un culazo para servir a todos los hombres, ese era Rudy Gram. No quedaba en su barrio ningún tio gay ni hetero curioso que no se lo hubiera follado ya y ahora estaba con sus miras puestas en dejar que otros hombres de la gran ciudad metieran sus pollas grandes, locas y sucias entre las nalgas de su despampanante y redondito trasero.
Adoraba llevarse a unos buenos machotes a la cama y esta vez la estaba gozando con dos de los grandes. Como loncha dentro de un sandwich, tenía a dos tios viciándose con su culo y con su cuerpo, sudados, demenciales. Rudy se frotaba contra el fornido Kyle Fox, cuya carita tan varonil le volvía loco, con esa barba de pelazos negros, mientras Marco Antonio, el tiarrón con un torso largo y fuerte que le había impresionado al bajarse los calzones, mostrando su impresionante pollón, le estaba dando por culo por detrás y a pelo.
Podía sentir sus manos tocándole todo lo que querían, sobando sus nalgas, sus piernas, sus caderas, apretándole fuerte para follárselo sin condón. Podía sentir el aliento de esos dos machos en su boca, susurrándole en la nuca, el sudor resbalando por sus cuerpos desnudos. Un pollazo certero le hacía derretirse y caer sobre le cuerpo del otro, que esperaba con la boca receptiva dispuesto a meterle un buen morreo.
La diversión fue a más y acabaron enganchados en un trenecito, los tres empujando como locos. Por suerte a Kyle no le importaba recibir, así que Rudy se puso justo en medio y empezó la fiesta, culeando hacia adelante y hacia atrás, metiendo rabo en un apretado culo y recibiendo otro de grandes dimensiones por detrás clavándose hasta sus entrañas, alentando a los dos a meter la quinta marcha y gozar como perros deslizando sus enormes pollas dentro de los agujeros.
Para compensar a Kyle, que no había tenido agujero donde meterla, Rudy se tumbó bocarriba en la cama y se abrió de piernas para él. Kyle lo fusiló a pollazos mientras Rudy reverenciaba su musculoso torso rozándolo con la yema de los dedos y Marco Antonio le daba merienda con su gigantesca polla, metiéndosela por la boca, pajeándose y corriéndose encima de su cara.
Al sentir los goterones de leche, Rudy se vino arriba y avisó de que se iba a correr. Kyle tuvo la decencia de inclinarse, cogerle el rabo y rebozar la polla que se iba corriendo por encima de los pelos de la barbita, luego se enderezó y se hizo una paja dejándose la leche sobre el cuerpo de Rudy, que quedó pringado de su propia lefa y la de esos dos machos.
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