Ya de por sí Zak Bray y Maxwell Miller son guapos y están bien buenorros, pero esas camisas de leñador con los primeros botones desabrochados dejando entrever sus pecho lobos les hacen irresistibles. Enseguida hacen buenas migas y posan ante la cámara como si se conocieran de siempre, como si estuvieran deseando desnudarse y descubrir todos sus secretos.
Zak es más corpulento, de tez más morenita y con una pintaza de empotrador de esos que te gusta que te follen encima y poder agarrar su culo mientras te la mete a fondo para poder sentirlo bien adentro. El tono de la piel de Max es más blanquito, lo que hace destacar la barba y el bigote pelirrojo recortaditos sobre su cara y unos ojazos de color azul que quitan el hipo y enamoran.
Empatados en atractivo, comienzan a descubrir lo que les llama la atención al uno del otro, con la promesa de tocar y comerse todo lo que les venga en gana. El pollón gordo y robusto de Zak llama poderosamente la atención de Max, que en cuanto puede se inclina para llevárselo a la boca. Al incorporarse, el pito se le ha puesto durísimo a punto de reventar los calzones y se lo tiene que sacar.
Largo, ligeramente doblado hacia la izquierda como una banana, blanquito, de una buena pieza y con ese despampanante cipotón rosáceo, Zak le devuelve la mamada y le hace gemir del gusto. Que te guste un tio a la primera como un flechazo y que al rato esté sumergiendo la cabeza entre tus piernas metiéndose tu palanca hasta el gaznate, hace que a cualquiera se le revolucionen las hormonas.
Sus besos no son normales, van más allá dle deseo. Juntan los labios y de repente entre ellos asioma una lividinosa lengua que acaba de meterse en la boca del otro. Están encantados de conocerse. Zak repara en el impresionante culazo redondo y blanco de Max, perfecto para empotrar. Pero viendo el conjunto de esos ojazos, ese cuerpo tan varonil de pelo en pecho, su trasero y el tamaño de su tremendo pijote, Zak se coloca a cuatro sobre la cama para donar su culo a ese machote del que espera le haga un buen trabajito por la retaguardia.