La noche de Halloween no podía tener mejor pinta. Kyle Wyncrest y Jayden Marcos quedaron con los colegas y, antes de pillarse unas birras e ir a algún lugar a ponerse finos de alcohol, fueron directos a la casa del terror para codearse con fantasmas y zombies. Durante el recorrido, tanto Jayden como Kyle no pasaron excesivo miedo, porque no se quitaban ojo de encima. A Kyle le atraía demasiado el torso de Jayden, al desnudo así disfrazado de romano y a Jayden a su vez le ponía el rollito de cowboy de su amigo.
Se desviaron de la ruta dentro de la casa y terminaron en la habitación donde los actores se cambiaban de ropa. Juraron haber escuchado una voz en sus mentes que les incitaba a pasarlo todavía mejor de lo que ya se lo estaban pasando. La puerta se cerró de golpe y se quedaron atrapados. Pasaron los minutos y empezaron a imaginar a sus colegas ya en casa de alguno de ellos, bebiendo cerveza, alquilando alguna porno y pajeándose en grupo.
Pensar en eso hizo que se les pusieran duras. Kyle se echó mano al paquete y estiró de los vaqueros hacia afuera para dejar que su polla se acoplara después de crecer. Mientras lo hacía, le propuso a Jayden hacer algunas guarradas, como follar juntos, aprovechando que los demás chicos no estaban y nadie se enteraría de aquello. Sin haber recibido una respuesta, levantó el faldón taparrabos de Jayden y descubrió su gordísimo y enorme pollón. Se inclinó y se comió la polla más gorda de su vida. Que hijo puta, menuda verga, apenas le cabía en la boca.
Jayden se echó una mano a la cara viendo a su colega meter cabezazos intentando tragarse su rabo, los labios acoplados a su tronco, amándoselo a mamadas. Gimió de placer. El instinto le hizo alargar una mano hacia el culete de Kyle. El tio estaba desnudo. Le acarició, las nalgas, suavecitas, musculosas. Pero no iba a ser el romano el que se follara al vaquero, sino al contrario.
En cuanto Jayden descubrió la gigantesca mazorca de Kyle, se le abrió el agujero del culo como por arte de magia. Pedazo pollón tenía el colega. No sólo era casi tan grueso como el suyo, sino que además era largo como él solo. Le hizo tomar asiento y se lo cabalgó haciendo atravesar ese mástil sin condón por el orificio de su ojete. La tenía tan grande que apenas podía sentarse por completo atrapando toda esa polla dentro de su ano.
Se tumbó y se abrió de piernas. Kyle estaba dotado con unos buenos cojones que le dieron una buena paliza en las nalgas. Eran grandes, voluminosos, colgantes, estaban cargados de rica leche. Después de correrse, descubrieron que además de ser vestuario, esa sala era un gym dotado con pesas y mancuernas. Follar les cargó de energías para practicar deporte. Sudaron, se miraron deseando volver a juntar sus musculosos cuerpos recién entrenados, sabiendo que un segundo round era inminente.