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Marco pone a comer rabo a Joe Dave en la playa y se lo folla sin condón dejándole cabalgar sobre sus piernas | Latin Leche

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Que a su madre le gustaban los chavales jovencitos, era algo que al joven streamer e influencer Joe Dave le quedó claro desde que tenía memoria, tanto como que a él le molaban los tios. Más de una vez, cuando escuchaba gemidos al otro lado de la pared, aprovechaba para abrir la puerta de la habitación de su madre y hacerse una paja mirando a los tios desnudos encima de ella, sus culazos, las pelotas y un gran miembro vislumbrándose entre sus piernas.

Uno tras otro, todos los novietes que se echaba le llevaban a su perdición y el hecho de que fuera un poco promiscua hacía que Jo tuviera variedad a la hora de recrearse la vista con esos chulos, porque si algo tenía su madre era buen gusto para elegir percal. Por eso, cuando ella le propuso conocer a su nuevo novio Marco en Isla Mujeres, Cancún, Joe temió que en algún momento no pudiera resistirse a declararse al nuevo si le gustaba lo suficiente.

Les invitó a irse juntos por la playa para conocerse y así lo hicieron. Marco estaba riquísimo. Se presentó con unas bermudas azul marino nada más, marcando músculos en su torso bronceado y unos fuertes biceps. Pasaron un buen rato a solas, hablando y bañándose, hasta que a Joe le picó una medusa. Marco cuidó de él e hizo con arena y agua algo de barro para calmar el dolor.

Tenían casi la misma edad. Marco se fue a tomar otro baño mientras Joe se recuperaba, pero esta vez se quitó las bermudas y se metió completamente desnudo en el agua. Joe no apartó la vista cuando salió de entre las olas acercándose hacia donde él estaba. La picha colgando, algo retraída, igual que las pelotas, por el frío del agua. Estaba buenísimo.

Justo a su lado, sentado, desnudo, se le quedó mirando, plantó una mano en su rodilla y la fue subiendo por el muslo. Marco no se la retiró, fijó sus ojos en los de Joe y se acercó para besarle. El sonido del mar. Joe se tomó la licencia de seguir subiendo la mano. Le acarició el rabo encapuchado, metió la mano entre la picha y los cojones, levantando la pirula con el pulgar y le sobó todos los huevos a mano llena.

A Marco enseguida se le puso dura. Se echó hacia atrás apoyando los codos en la arena, dejando espacio para que Joe se inclinara y se la chupara. Libre del frío, ahora ese pene era un mástil firme, gordo y largo que a Joe consiguió sacierle toda su hambre de polla. Se la comió hasta dejarla bien llena con sus babas encima. Los dos hacía una pareja perfecta apoyados contra las rocas de la cala.

El cuerpo morenito de Marco, el blanquito de Joe, con un precioso culito que Marco se dedicó a amasar entre sus manos, mientras acercaba a Joe contra su cuerpo dejándole sentir todo su calor. Joe se agachó y volvío a comerle la polla. Esta vez Marco no tuvo miramientos. Le agarró por los pelos y le obligó a tragarla entera, también le dio una paliza en los mofletes girando las caderas y haciendo bailar su miembro delante de su jeta, golpeándole fuerte. Mamá había ido de compras, tardaría en volver y a esa hora en la playa corrían el riesgo de ser observados. Se fueron a casa y siguieron intimando en la ducha.

Joe nunca imaginó que la primera vez con uno de los novietes de su mami iba a ser de esa manera. Dio la espalda a Marco apoyándose contra los azulejos y las manivelas de la ducha, alargó una mano hacia su trasero atrapando la polla de Marco y se la introdujo a pelo por el agujero del culo. Qué grande, qué dura, qué caliente. Cuando la tuvo dentro, plantó esa misma mano en una nalga de Marco y le animó a follárselo.

Notó las manos grandes y calientes de ese tio cogiédole por el vientre, rematándole por detrás con su enorme polla. Qué arte tenía follando. A Joe se le ocurrió una maldad. Se llevó a Marco a la habitación de mamá y allí le dijo que se lo follara como hacía con ella todas las noches. Joe se sentó encima de sus piernas y lo cabalgó. Ese cabrón la tenía tan larga que le obligaba a saltar más alto de la cuenta.

Deseó que su madre llegara antes de tiempo, que mirara a través de la rendija de la puerta y viera s su noviete cabalgándose a su chico. Luego se le olvidó esa idea, porque los dos se quedaron encima de la cama mirándose y masturbándose, como dos colegas que quedan para hacer guarradas. Joe esperó a que Marco se sacara la leche. A Marco le salió un borbotón, un chorrazo disparado hacia arriba que terminó cayendo a saco sobre el antebrazo. Luego se quedó mirando cómo el resto salía de su rabo dejándole la barriga pintada de blanco. Joe se la cascó con rapidez, pulgar y tres dedos, y se deshizo de placer sacándose la lefa.

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