Tocaba la exploración médica anual y a Alan Pekny siempre le daba apuro quedarse en pelotas delante de otro hombre. Además esa vez le tocó un médico de familia jovencito con el nombre de Hugo Antonin en la bata, así que con más razón, porque sabía que un médico de más de sesenta tacos no se fijaría en ciertas cosas, pero entre chavales de su edad todo era distinto.
El médico era muy guapo, demasiado, con unos ojazos increíbles y una sonrisa que a Alan le ponía todo tierno. Mientras le exploraba el abdómen, la respiración, las pulsaciones, la tensión y la columna, no dejó de pensar en el momento en que tuviera que bajarse los pantalones y quedarse como Dios le trajo al mundo con la minga colgando delante de la jeta de ese guaperas, temiendo una más que posible erección.
Ese momento llegó, e intentó mirar hacia otra parte cuando el médico se puso en cuclillas y comenzó a palparle los huevos. Menos mal que el frío del látex de los guantes de sus manos ayudó a que no empalmara al instante. Ahora se pondría los calzones, se vestiría y listo. Pero no, el exámen no había terminado. Hugo le hizo tumbarse en una camilla y abrirse de piernas. Alan le preguntó por qué, pues en anteriores ocasiones no había tenido que hacerlo. Hugo le tranquilizó indicándole que era un procedimiento estándar.
Al principio le resultó normal. No sería el primer ni último hmbre al que le hacían una exploración anal, pero cuando vio agacharse a Hugo y sintió su lengua acicalándole el ojete, supo que esa era la forma del médico de decir que quería follárselo. A Alan le resultó excitante. Agarró su polla y se la masturbó, hasta que una boca sustituyó a sus manos.
Acabó con el torso apoyado contra la camilla y las piernas ligeramente abiertas, con ese médico joven, guapo, fibradito y bien dotado detrás de él, metiéndole toda la pirula por el ano, sin condón. Luego se dio la vuelta y se abrió completamente de piernas para él, mirándole de arriba abajo, sintiendo su gorda polla apretada entre sus nalgas, luchando por entrar y salir de su tierno y caliente agujero. Alan se agarró el pene y se lo masturbó una vez más, esta vez dejándose los pelos negros de la base de la polla llenos de calcio.
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