Anteriormente en «Dick Signal»… Ace Quinn hizo un casting de pollas y para ello se le ocurrió una idea original. Cogió su más apreciado dildo y lo sacrificó poniéndolo delante de un foco dirigido hacia el cielo, donde dibujó entre las nubes del cielo nocturno un símbolo cual Batman, haciendo un llamamiento a todos los tios que en ese momento tuvieran ganas de agujerear un buen culazo. Acudieron tres, les hizo bajarse los pantalones y se quedó con la irresistible minga de Malik Delgaty, que se lo folló sin condón mientras los otros dos miraban y se la pelaban. Mientras el ojito derecho de Ace no dejaba de posarse sobre Malik, el izquierdo ya echaba una buena ojeada a otro tio buenorro que iba a convertirse en el siguiente candidato a fusilarse el ojete, William Seed.
Ahora en «Dick Signal»…
Antes de que ultimara la paja, en cuanto Malik se le corrió encima, Ace cogió del brazo a William y le tumbó en la cama, gateó entre sus piernas y le devoró la tremenda pija. No era tan larga y tan perfecta como la del chulo anterior, pero era bien gorda y la cara tan atractiva y guapa y el cuerpazo que tenía ese cabrón le abrieron el apetito una vez más.
Primero se metió el atracón de rabo digiriéndola hasta que se coló por su garganta. La polla era gruesa, pero mucho más a medida que se acercaba a la base, lo que hacía que penetrara muy bien por su boca, pero le impedía besarle los pelos de los cojones. Después de quedarse satisfecho llenándola de babas, bajó una marcha y se la mamó mirándole a los ojos, derritiéndose mirándose esa carita guapa con barbita que le abría el ojal del culo.
Ya se hizo una idea de lo que iba a sufrir cuando William le agarró por detrás de la cabeza, presionó con las manos hacia abajo y le hizo tragar rabo mientras le follaba la boca a un ritmo trepidante. Ese chulazo era una máquina de follar, una auténtica taladradora de bocas y culos. Al final, entre las ganas que Ace tenía del rabo de ese chulo y la técnica de pico y pala de Will, acabó tragándosela enterita y al sacarla de su boca, babeando, los dos se miraron con una sonrisa de felicidad.
Volvieron a repetir la jugada, una y otra vez, aunque la polla de William había crecido ya tanto y se había puesto tan gorda y duras como una roca que ya le fue imosible regalarle las vistas de su rabo desapareciendo por completo dentro de su boca. Will se puso de rodillas en la cama, agarró a Ace por los pelos y le obligó a tragar sin descanso a la vez que se enamoraba del culazo grande, blanquito y redondo que hace unos momentos había visto follar.
Le palmeó las nalgas colando algunos dedos por la raja, rozó con la yema su agujerito ardiente y le coló primero un dedo, luego dos, impresionado por el pedazo agujero que Malik le había abierto con su enorme tranca. Volvió a tumbarse, enarboló su pija poniéndola en vertical y Ace se sentó encima de ella. Lo hizo lentamente, disfrutando de cada sensación que le proporcionaba el hecho de cada centímetro de una polla durísima y grande penetrando su orificio de la puerta trasera.
Entró super ajustada, calzando a la perfección. Cuando la tuvo entera dentro de su cuerpo, comenzó a montarla y a batirla con su poderoso culazo tragón. Los huevos de William respondieron al instante. Entró tan apretadita que los cojones se le pusieron por corbata creando una buena ración de leche en la bolsa. Para después. No era Will de los de ritmo pausado, así que hizo rebotar su culo en la cama y, aprovechando su fornido cuerpazo y la fuerza que tenía, le enculó desde abajo metiéndole una ristra de pollazos que ni los veía venir de la velocidad a la que le metía y le sacaba la polla rebanándole el culo.
Ace intentó pararle, pero ese potro estaba ya desbocado por completo y prefirió dejarle hacer. Ahora el que se tumbó bocarriba en la cama fue Ace, hecho un ovillo, con las piernas flexionadas y las rodillas al pecho, desplegando la raja de su culazo para ese macho empotrador que ya venía con la pija enfilada y se abalanzaba sobre él.
Se la clavó a pelo y se lo folló. Ace disfrutó de cada instante que ese tiarrón estuvo sobre él, de su cara, de sus arrebatadores gemidos, de cada músculo de su torso y de sus fuertes brazos apoderándose de él. Alargó los brazos para tocarle esos muslos fornidos y poderosos mientras sentía toda la fuerza de su nabo en el interior. Podía sentir el roce del vientre y los abdominales frotándose contra sus huevos y su rabo. Ace terminó machacándosela y se corrió encima.
William siguió divirtiéndose un rato más, no mucho más. Ace no puso normas, no le retiró de su interior cuando intuyó que iba a correrse, cuando observó los gestos de su cara. Ese chulazo estaba tan buenorro que no podía decirle que no a una preñada, así que le dejó correrse dentro del culo, con la polla bien apretada. Al sacarla, se había formado un buen poso de leche alrededor de su ojete. Intentó expulsarla hacia afuera haciendo pompitas. El agujerito se expandió y se cerró varias veces. Will le ayudó metiéndole un dedo por el hueco y el zumo empezó a salir resbalando por la raja de su culo. El llamamiento de rabos al estilo Batman había salido fetén.